La complejidad del momento que vivimos, en relación con los problemas financieros y la falta de opciones laborales para las nuevas generaciones, nos obligan a tomar nuevos rumbos que nos lleven a superar la situación.

Una propuesta hecha hace unos años y que no ha sido debidamente explotada es la de los “Pueblos Mágicos”. Pueblos con magia, diría yo, porque son espacios en los que el tiempo parece haberse detenido. No tengo el número exacto de las poblaciones que en nuestro estado tienen esta denominación. Recuerdo a Coatepec, Xico y Papantla.

¿Pero, qué es un Pueblo Mágico? En el portal del Gobierno de Veracruz se encuentra lo siguiente:

“El Programa Pueblos Mágicos de México, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la Nación en su conjunto, y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan en esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar, para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.”

En este contexto, vale la pena retomar la propuesta del diputado presidente de la Comisión Permanente de Turismo de la LXIII Legislatura local, Alfredo Gándara Andrade, quien solicitó ante el Pleno aprobar una partida económica para lograr la permanencia e ingreso de nuevos poblados a los beneficios del programa de Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo del Gobierno de la República.

El Diputado local citó que los requisitos de incorporación y permanencia: “La aprobación y Punto de Acuerdo del Congreso del Estado, en el que se establezcan los recursos presupuestales por asignarse a la Localidad aspirante al Programa”. De ahí el exhorto al Gobierno estatal, para que se sumen las dependencias coordinadas por la Secretaría de Turismo y Cultura, así como los ayuntamientos correspondientes.

Propiciar las condiciones para desarrollar polos turísticos es una obligación de los gobiernos, pero también es una oportunidad para los habitantes de esas localidades, encontrar vías de crecimiento económico y desarrollo social y personal.

Somos un estado con diversas regiones singulares, que muchos –ni los propios veracruzanos– conocemos. Nos puede faltar dinero, pero no imaginación ni voluntad para establecer políticas públicas de fomento y desarrollo turístico.

Habrá que quitarnos esa idea falsa de que los turistas sólo buscan playa y sol. No. Los tiempos cambian y ahora se buscan otras opciones, incluso más económicas y tranquilas.

Nuestra zona de Los Tuxtlas es un ejemplo de cómo el turismo extranjero no es completamente “playero”. Cada fin de semana, en determinadas épocas del año, se ve llegar visitantes extranjeros a disfrutar del paraíso natural de la región.

Necesitamos buenas vías de comunicación, capacitación integral para atender al turismo y mucha voluntad. Roma no se hizo en un día, pero su gente tomó la decisión de construir un imperio.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente inicio de semana y mes. Nos leemos en la próxima entrega