La carencia de una cultura de respeto y educación entre nosotros obliga a regular las normas sociales e imponer sanciones administrativas y económicas. Todos los días testificamos las aberraciones que miembros de nuestra sociedad cometen. Uno de ellos y quizá de los más comunes es no respetar los espacios para minusválidos, personas de la tercera edad y mujeres embarazadas.

Poco sirve que dependencias públicas y empresas privadas determinen espacios y accesos para este segmento de la población, si cualquiera llega y lo ocupa. Si bien el embarazo es una decisión personal o de pareja, es muy distinto llegar a la tercera edad o carecer de todas nuestras capacidades motoras.

De ahí la importancia de la Iniciativa que modificaría tres artículos de la Ley de Tránsito, Transporte y Vialidad del Estado, que presentó la diputada Ana Cristina Ledezma López, quien busca destinar a embarazadas y personas con discapacidad, al menos cinco por ciento de los espacios de estacionamiento en la vía pública.

Se debe entender que no se trata de privilegios, sino de elemental sentido común y respeto. Es una pena que se deba legislar para sancionar. No nos gusta que nos digan qué hacer, pero a veces es necesario. Si bien no es “la gran propuesta” que cambiará el destino de Veracruz, esta iniciativa reviste importancia singular y refleja la atención y mirada de la Legisladora a los problemas cotidianos.

“La propuesta incluye modificar el artículo 166 de la Ley, en lo relativo a infracciones y sanciones, para especificar la obligación de la autoridad de retirar los vehículos que se estacionen en los espacios reservados para personas con discapacidad y embarazadas.”

Y es que sólo quienes hemos usado bastón o muletas (no digo las personas que se trasladan en sillas con ruedas o que usan su bastón blanco) sabemos lo que significa caminar o moverse en esta ciudad, lo que debe ser similar en otros puntos urbanos del estado.

La sensatez debe prevalecer y espero que la iniciativa prospere y en un tiempo vuelva a reformarse, porque hayamos aprendido a respetar y compartir los espacios públicos.

Recuerdo que de joven los muchachos fumaban en las salas de cine, en las aulas e incluso en los camiones urbanos. Poco a poco se creó conciencia y respeto hacia las personas que no fumamos, y hoy en día es innecesario “sancionar” o sacar a una persona de los espacios públicos. Todos saben que no deben fumar en espacios cerrados.

Tengo fe en mi país y en mi ciudad, y no deseo perderla, aunque la realidad se empeñe en lo contrario. He visto cambiar a la gente, al país y quienes dicen que seguimos igual es porque no aprecian los pasos positivos que hemos dado. Claro que a veces uno quisiera que estos pasos fueran zancadas de corredor de maratón, pero las transformaciones sociales son lentas, en relación con el tiempo de la existencia humana. Recordemos que para llegar al Renacimiento se tuvo que vivir diez siglos de Edad Media. Ojalá no sea así con nosotras, pues la paciencia es una semilla que germina en las mejores personas.

Por hoy es todo. Espero que disfrute su fin de semana y recuerde que el domingo concluye el Horario de Verano. Nos leemos en la próxima entrega.