En las últimas dos entregas hicimos un comparativo entre los problemas que aquejan a la CDMX y esta capital, por supuesto no para engrandecer unos y minimizar los otros, pero la capital de la república está llegando a un punto sin retorno en donde cada vez será más difícil resolver sus macro problemas, en Xalapa, por el contrario, aún se está a tiempo para que las autoridades en primer lugar y los ciudadanos después, en un esfuerzo conjunto, podamos ir encausando su problemática urbana antes de que nos veamos rebasados por ella. Por eso es importante que Xalapa vea reflejada su realidad urbana en el espejo de la gran ciudad.
Entonces están más o menos claras las diferencias sustantivas entre la CDMX y la capital de Veracruz. Aquella, penoso decirlo pero literalmente es un monstruo, una medusa de mil cabezas que hacen de ella un conglomerado urbano prácticamente inmanejable, en donde para tapar un hoyo se tiene que destapar otro, en lo que se ha convertido una carrera interminable: “tapar-destapar”. Hace algunos años, cuando a Carlos Hank González le tocó ser regente de la entonces capital de la República, resumió en 7 renglones –los “7 pecados capitales”- que iban desde un descontrolado deterioro ambiental; transporte público caótico y deficiente; corrupción policiaca y nula seguridad pública; vialidades anacrónicas y un comercio anárquico y corrupto.
Vale decir que su diagnóstico fue correcto, pero poco se logró en su administración para resolver esa problemática, ese cuadro caótico sobrevivió al paso de los años, algunos problemas disminuyeron y otros persistieron incluso hasta nuestros días. En Xalapa tenemos una ventaja con respecto a la CDMX, la capital veracruzana es una ciudad de servicios y aquella, además de eso y que ya fueron ampliamente descritos en las dos entregas anteriores, alberga a una industria que ya le empieza pasar factura, la concentración humana y de unidades automotrices se han vuelto inmanejables, y la misma situación geográfica, como ya lo vimos también, contribuye a hacer más difícil la resolución de la problemática medioambiental.
Los problemas centrales de la capital veracruzana, a mi entender se pueden resumir en una vialidad urbana complicada producto de una planificación urbana de la ciudad que no fue dispuesta para el tránsito intenso, y un de la mancha urbana desordenado e irregular, con colonias de nueva creación que se han venido agregando al bloque citadino con servicios urbanos deficientes. Al mismo tiempo, el transporte urbano es lo que le sigue a malo y poco apropiado para las dimensiones de las calles y avenidas de la ciudad, aparte de obsoleto, viejo y altamente contaminante.
El alcalde Américo Zúñiga poco a poco ha ido destrabando algunos cuellos de botella, por ejemplo, a fin de mejorar la vialidad y hacerla más fluida, ha ido recuperando mediante trabajos de pavimentación importantes circuitos viales, sobre todo en la periferia, pero los problemas viales del centro subsisten, así como en otros puntos nodales entre los que hay que destacar el distribuidor vial Antonio Chedraui Caram, el de la Secretaría de Finanzas y Planeación y el de la USBI, por mencionar solo algunos.
La ciudad no está hecha ni para ejes viales, metro, metrobús, segundos pisos, autopistas urbanas, carriles para bicicletas (hay que ser un súper hombre para subir la cuesta de 20 de noviembre) u otro tipo de alternativas que tal vez en otros lugares han funcionado, creo que con un buen transporte público urbano, moderno, eficiente y anticontaminante se solucionarían muchos de los problemas de la capital, es más, me atrevería yo a pensar que una posible municipalización del mismo no habría que descartarlo como ha sucedido en otras grandes ciudades, Puebla por ejemplo. Ahí está una tarea que deberían cavilar quienes aspiran gobernar Veracruz los próximos dos años.
Yo en lo personal no tengo –ni he tenido- ningún problema para usar transporte público en Xalalpa. He hecho uso de casi todas las líneas urbanas que prestan servicio en la ciudad, y en una palabra definiría a este servicio: ¡pésimo! Es decir, parte de los problemas se resolverían si todos los ciudadanos usáramos menos nuestros automóviles, pero para que esto suceda necesitamos un transporte urbano eficiente, a la altura de otras grandes capitales, Monterrey por ejemplo. Actualmente se pagan por viaje un promedio de $9.00, en lo que a mí respecta no tendría ningún problema para pagar digamos que hasta $15.00 si el transporte me ofreciera asiento seguro, aire acondicionado, una buena atención por parte del operador y suficientes rutas como para desplazarme por la ciudad de esa manera, usaría menos mi automóvil.
Otra alternativa sería que las escuelas particulares ofrecieran la posibilidad a los padres de familia de un transporte escolar seguro para sus hijos que -no hay de otra- fuera obligatorio como ya sucede precisamente en la CDMX, así como la organización entre padres igualmente de familia para hacer un uso programado de los autos particulares de tal manera que una unidad transportara a niños de diferentes familias con el fin de optimizar el uso vehicular. Las bicicletas definitivamente se tiene que incentivar su uso, pero en determinados circuitos, así como los fines de semana para que las familias las usen para recorridos familiares. Los sábados y los domingos, por ejemplo, se debería cerrar Enríquez, así como disponer lo necesario para que la carretera antigua de Xalapa a Coatepec, los fines de semana se convirtiera en una ruta segura para el pedaleo.
En fin, por el momento aquí le paramos con este tema, pero lo dejamos pendiente, hay muchas cosas que se pueden hacer en Xalapa para hacer más llevadera la convivencia cotidiana citadina, es por el bien de todas y todos.