En el presente año, habrá elecciones en diferentes países de Latinoamérica. En Haití (segunda vuelta presidencial, aplazada en fecha), el referéndum constitucional en Bolivia (21 de febrero), las presidenciales de Perú (10 de abril), de República Dominicana (15 de mayo), elecciones estatales, municipales y congresos locales en México en 12 estados (5 de Junio) y de Nicaragua (6 de noviembre), así como, las elecciones regionales venezolanas (diciembre), entre otras locales de Brasil, Chile, Puerto Rico y Costa Rica.
Y de todos estos casos, sin duda los que presentan un mayor reto son especialmente los países que han formado de tiempo atrás el núcleo duro de la izquierda radical en Latinoamérica: Bolivia, Nicaragua, Venezuela, principalmente, que habrán de probarse en su popularidad después de las derrotas del 2015 de su aliado Argentina, que perdieran la Presidencia y las legislativas en Venezuela en donde la oposición al régimen domina hoy el legislativo, lo que para los analistas permite suponer que ha llegado “el fin del ciclo populista en América Latina”, como respuesta natural de los ciudadanos de esos países que se han cansado y deciden con su voto construir su nuevo destino.
Pero ¿qué es el populismo? Es un concepto utilizado en política, que hace referencia a los movimientos que se colocan del lado del pueblo, entendiendo a éste como las clases sociales bajas o aquellas sin privilegios económicos, encabezados por líderes que adoptan la imagen de salvadores—reales o ideales– que se muestran combativos frente a las clases dominantes, tanto en la acción como en el discurso y que suelen basar su ideología en la denuncia constante de los males que encarnan las clases privilegiadas.
El populismo puede tomarse de manera positiva o negativa.
Positiva, cuando la posición frente al pueblo no se queda sólo en la demanda sino que se acompaña con propuestas de un proyecto realista para construir el poder a partir de la participación popular y de la inclusión social y económica, que no choca con el respeto a los preceptos constitucionales o institucionales. En el sentido negativo, cuando se queda en la crítica o denuncia, como medidas políticas de insubordinación a las instituciones, buscando el progreso de un país a través de acciones y medios como la manipulación y el encono, buscando sólo rentabilidad electoral en lugar del bienestar y sin importar las consecuencias .
En la historia de los países populistas, se pueden encontrar aceleraciones y desaceleraciones en su proceso de vida, iniciando en la cúspide más alta de la imagen de sus gobiernos y –con el tiempo– descendiendo, retrocediendo o estancándose en sus políticas y acción gubernamental. De ahí que se hable de 4 fases en estos sistemas: a) éxito, b) desbalance, c) aceleración negativa y d) ajuste.
a) Éxito.-En esta etapa, todo parece funcionar y no importan mucho los resultados a corto plazo, las leyes se modifican a modo del nuevo régimen, aumenta el empleo, el salario, el efecto inflacionario parece desvanecerse, las políticas de tipo fiscal se vuelven atractivas —estableciendo una mayor carga hacia los entes productivos de mayor potencial económico–, y en el sistema monetario se ve una reactivación. Por consecuencia en esta etapa de “jauja”, se derrocha el dinero porque en ese momento sobra. Es una etapa muy motivadora en la que se cree haber encontrado el modelo económico que funciona mejor para el pueblo y se le otorga el mérito a sus revoluciones.
b) Desbalance.-Pero ese espejismo tiene sus consecuencias. Poco a poco empieza a aumentar la tasa de inflación, aparece la alternativa de los créditos por lo que crecen las deudas, se visualizan casos de corrupción e impunidad, las reservas internacionales caen pues su ideario antirégimen no da margen a negociaciones en lo interno y lo externo, llevando lentamente a una llamada “inflación reprimida”.
c) Aceleración negativa.-Llega a suceder que crezca el déficit fiscal y en algunos casos se provoque la emisión monetaria para su refinanciación, aumenta la falta de divisas y se devalúa la moneda, la inflación es inestable y disminuye el poder adquisitivo, frenando la producción y aumentando el desempleo. Es decir, el régimen entra en crisis.
d) Ajuste.-En esta etapa, se busca encontrar el equilibrio, recuperar el tiempo perdido, rearmar el país, reforzar los intercambios internacionales para afianzar exportaciones e importaciones y promover la inversión interna y externa para crear una nueva movilidad financiera, buscando evitar o detener el estancamiento y se pueda recuperar el control financiero, político y social.
Entre una etapa y otra de este proceso, pueden mediar décadas para un país y la historia ha demostrado que algunos no han podido permanecer al margen de los problemas de orden mundial y entonces surge la reflexión, de que no se puede vivir sólo de ideales y de fantasías que sólo llevan al fracaso y al caos a una nación.
Pero revisemos algunos casos del bloque de gobiernos radicales en América Latina: Bolivia, Nicaragua, Venezuela y agregaría a Cuba como un caso emblemático, donde sus gobiernos han pasado por todas esas etapas:
Bolivia.-El 21 de febrero del presente, habrá referéndum y el tema es la revisión del art. 168 de la Constitución, para intentar modificar los periodos de los mandatos presidenciales. De la reelección en 2 ocasiones (como hoy está en su carta Magna) a 3 veces consecutivas, que en caso de ser aprobada permitiría a Evo Morales, reelegirse en 2019 y concluir hasta el 2025 lo que le llevaría a permanecer 25 años en el poder. Y los motivos de que se analice esta decisión, es porque la disidencia boliviana cuestiona el hecho de que los Presidentes se eternicen en el poder. Y esa es lamentablemente una característica de los gobiernos de izquierda radical, hacer las leyes a la medida de los intereses de quienes lo detentan, que lleva tarde o temprano al hartazgo a sus ciudadanos y como consecuencia a restarles popularidad a sus gobiernos. Pero eso el referéndum del presente mes, será un buen parámetro para el Presidente Morales de ver si aún tiene las simpatías o no.
Nicaragua.- El sandinista Daniel Ortega, de 70 años que ya lleva tres periodos consecutivos –de 5 años– sin contar el tiempo en que fue Coordinador de la Junta de Gobierno entre 1979 a 1985 y que sumados darían un total de 20 años, se presenta como favorito de la elección presidencial del 6 de noviembre del presente. Aunque los sondeos ponen en ventaja a Ortega, también es claro que existe una gran mayoría de la población que rechaza el hecho que la Constitución permita la reelección sin límite para los mandatos.
Pero Ortega, ha visto las cosas a tiempo. Su popularidad se le atribuye a las ayudas sociales gestionadas por el aparato sandinista, la estabilidad económica al haberse abierto a la inversión extranjera a tiempo y la seguridad ciudadana que es superior a la media de los países Centroamericanos. Sin embargo, los opositores al régimen buscan cambios sustanciales, lo que les implicará enfrentar con toda decisión al partido de Ortega, para frenarlo, recuperar el control del Congreso y modificar la Constitución para eliminar las reelecciones consecutivas.
Venezuela.-En diciembre tendrán elecciones de gobernadores y de los consejos legislativos regionales, que hoy domina el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), 100% Chavista y feudo del Presidente Nicolás Maduro. Sin duda las elecciones de este año serán la gran prueba para el Presidente, pues la oposición hoy controla la Asamblea nacional.
Los problemas de este país, se han recrudecido por su clara dependencia de la industria petrolera y sus malas administraciones, lo que ha llevado hoy a una recesión económica que tiene sumido al país en una crisis y como consecuencia el gobierno ha perdido popularidad. Y aquí agrego un dato que hasta hace unos meses pareciera increíble, Venezuela, siendo uno de los grandes exportadores mundiales de petróleo y poseedor de las mayores reservas de hidrocarburos, caracterizado por su posición antimperialista, ha tenido que empezar a comprar crudo. Lo hizo ya la Petrolera Venezolana PDVSA en el mes de enero pasado adquiriendo 550 mil barriles, a la West Texas Intermediate (WTI) a través de su filial en Estados Unidos, Citgo Petroleum , todo ello como respuesta a su situación de emergencia.
El rechazo al régimen, también se ha reflejado en las urnas, como lo fue el rotundo fracaso en la elección del 2015 que derivó en el triunfo de la oposición y con ello el que fuera mayoría en la Asamblea Nacional, dominando esa instancia. Y habrá de verse qué sucede en las elecciones planeadas para diciembre—en la que aún no hay fecha–, pudiendo pasar muchas cosas aún, pues la tendencia de la oposición es convocar antes a un referéndum para revocar el mandato del Presidente Maduro, que de suceder llevaría a una anticipada elección presidencial. Es decir lo que sigue para Venezuela, será la prueba global del sentir de los venezolanos que hoy ven en una oposición legitimada–que crece en simpatías rápidamente–, la opción que puede llevar a suponer la eliminación del Chavismo y el Madurismo, en fecha próxima.
Y para finalizar este análisis, hablaré del caso Cuba, que hoy ante sus circunstancias económicas y sociales, se abre a una nueva relación con los EEUU y con países que en otros tiempos hubiera sido imposible de lograr. Aunque Cuba, no ha llegado al extremo de controlar–a la fuerza–una disidencia cubana que existe desde los años 90, la realidad es que la misma dentro del territorio no ha conformado una fuerza real para poder eliminar un régimen que desde 1959 impera al auspicio del liderazgo de los hermanos Castro, Fidel y Raúl.
Ejemplos de movimientos disidentes como “Damas de blanco”—esposas de los presidiarios políticos contrarios al régimen de los Castro–, “Hermanos al rescate”— de los aviadores exiliados cubanos–, así como los éxodos masivos como el de Camarioca, El Mariel y el de los balseros, entre otros, han puesto en duda la credibilidad del gobierno de Castro y su aceptación mayoritaria, de ahí que su Presidente haya realizado cambios importantes empezando por una renovación generacional en las posiciones de gobierno y a partir de 2011 una serie de reformas estructurales. Por ejemplo: se ampliaron las formas de propiedad más allá de la empresa estatal socialista, incluyendo la inversión extranjera, particularmente en el turismo y –algo que era imposible imaginarse en este país—abrirse a la inversión en la industria petrolera, de ahí el entrar en negociación con los Estados Unidos. Igualmente se recortó la burocracia y descentralizó el poder ampliando las facultades del Estado, tomándose medidas contra la corrupción y a favor de la transparencia y rendición de cuentas.
En las elecciones municipales de 2015, por primera vez fueron postulados dos personajes de la disidencia cubana, que aunque es mínima, pone en alerta al régimen para poder procurar los cambios a tiempo en su sistema de gobierno, particularmente en el tema de las relecciones. La reelección en Cuba es válida y el gobierno nacional actual iniciado en 2008, reelecto en 2013 –por 5 años más– que habrá de concluir hasta 2019, habrá de ceder el poder a un nuevo rostro como así lo ha determinado el Presidente Raúl Castro quien no piensa reelegirse y no se sabe, si esto implicará un cambio a su Constitución. Pero aún pueden suceder muchas cosas en estos tres últimos años de su gobierno, en donde buscará apuntalar la nación hacia la mejora económica y la recuperación de su competitividad interna y externa, antes de que salga.
Luego entonces regresando al tema, ¿será este el fin de los sistemas de izquierda radical en Latinoamérica? sólo el tiempo y los ciudadanos lo determinarán, pero lo que si es cierto es que tales países, ante su estado de emergencia económica y social–el hecho de haber “tocado piso”–, los ha llevado a su etapa de “ajuste” emergente, con el convencimiento de que es mejor colocar al margen sus ideologías antimperialista –para visualizar serios cambios en sus sistemas nacionales en donde el populismo ya no tiene cabida y así proteger a sus naciones pensando primero en sus ciudadanos.
Gracias y hasta la próxima.