LOS PADRES EN LA LITERATURA (IV).

Escribir nuestras vivencias puede servir para comprender mejor nuestra existencia. Cuando traemos a la memoria los recuerdos, no siempre lo recordado es fiel a lo realmente vivido, pero el sólo hecho de relatar de manera libre parte de nuestras vidas, servirá para conocerse y entenderse mejor, porque gran parte de la vida nos las pasamos discutiendo y tratando de entendernos con nuestro interior, luchando por resolver nuestros conflictos, por lo tanto, la mejor manera de enfrentarnos a nuestros problemas existenciales es reescribiéndonos, y esto lo hizo de manera brillante el escritor y periodista Federico Campbell al escribir: La clave Morse.
Federico Campbell es uno de los grandes escritores mexicanos contemporáneos, lamentablemente el escritor originario de Tijuana, Baja California, murió el 15 de febrero de 2014, pero desde hace varios años Federico Campbell es un ineludible autor que hay que leer. Desde una opinión personal considero que Campbell es más conocido por su destacada trayectoria periodista, no obstante entre el periodismo y la literatura existe una gran hermandad, y Campbell supo entrelazar perfectamente su vida como periodista y como escritor.
En el año 2001 salió publicada: La clave Morse, en esta pequeña y agradable novela Federico nos contará de manera imaginaria, creativa, libre, la vida de una familia, teniendo como personaje central la figura del padre. Es importante puntualizar que el libro es una novela y no las memorias de Campbell, por supuesto que claramente se percibe que el autor está describiendo noveladamente los diecinueve años que convivió con su padre, solo que la obra no es un testimonio, es un recuerdo, no es una entrevista, son rememoraciones.
En la novela Federico Campbell creativamente les da la voz a tres personajes que son hermanos, los cuales se llaman Sebastián, Azucena y Olivia. Los tres narrarán los recuerdos que tienen de su padre, y en muchos momentos la figura de la madre adquiere la misma relevancia que la del padre. La primera voz narrativa la tiene Sebastián (que bien puede ser el alter ego de Federico Campbell).
Sebastián en el novela es el que aparentemente tiene menos recuerdos que las hermanas: “Ciertamente son muchas, pero muy vagas, las impresiones que hubieron de quedarme a lo largo de los diecinueve años que tuve contacto con él. Más tenues aún son las referencias a los primeros tiempos de su juventud en Magdalena. No era muy dado a hablar en detalle de sí mismo. Lo que traducía más bien era una emoción, un sentimiento de impotencia que lo aguijoneaba y lo amargaba. En cuanto a lo sucedió antes de que yo naciera lo sé muy de oídas; lo deduzco por algunos comentarios suyos, frases aisladas, esparcidas a través de un tiempo que nunca imaginé dilatado entre sus palabras y fotografías.”
Inmediatamente después de lo antes comentado por el personaje llamado Sebastián, en la obra vendrán unas cuartillas en letras cursivas donde aparece la figura del padre de Sebastián contándonos parte de su vida, anécdotas, recuerdos, y sobre todo platicándonos los casi treinta años en los que trabajó como telegrafista, esto último es muy importante porque no tan solo originó el título de la novela, además, determinó la vida del padre de Sebastián y de toda la familia, una vez concluidas las páginas en cursivas, regresa la voz directa de Sebastián para seguir narrando desde sus recuerdos lo vivido con su padre.
“Llevaba varios meses sin trabajar, después de su intempestiva renuncia al telégrafo, luego de treinta años de servicio. Una mañana, cuando nadie quedaba en casa, salió cargando la máquina de escribir que tenía en un rincón, una Smith Corona negra, portátil. Se alejó caminando como siempre lo hacía por la calle Río Bravo. A la entrada del telégrafo ocupó una mesita que allí le prestaron y abrió su escritorio público a la gente que llegaba para que le redactara una carta o un telegrama. Una cajita de cartón se iba llenando de monedas y de algún billete. Su trabajo era de escritura, en un estilo necesariamente telegráfico; tenía que ser breve porque las palabras costaban dinero al emisor del mensaje. Era un hombre de máquina de escribir no de pluma.”
En el tenor antes desarrollado se lee toda la novela, más adelante entrarán en acción la voz de las hermanas de Sebastián, azucena y Olivia. Hay muchas cosas de enorme valor por destacar en esta magistral novela, una de ellas es que todo lo leído puede sin ningún duda describir circunstancias y problemas universales de cualquier familia, el amor, el respeto, la frialdad y falta de cariño, el rencor e incomunicación, la pobreza y el desempleo, el alcoholismo, la muerte del padre, y muchos temas más no son exclusivos de la familia que aparece en la clave Morse, son temas universales y ordinarios que cuando se les da un trato serio adquieren un valor artístico invaluable.
Lo antes afirmado se comprueba cuando el personaje de Olivia cuenta el enorme dolor que sintió con la muerte de su padre: “Pasado mañana hará exactamente veinte años que mi Papá estaba allí en la sala. Acababa de llegar y me puso un disco con una canción que decía Como el clavel del aire/igual que una flor. Una especia de Tango. Bailamos un rato. Comimos, volvimos a bailar, me dio un beso. Y se fue como a las tres de la tarde al telégrafo, a pie.”
Horas después Olivia se enteraba que su padre acababa de morir: “Y en ese instante sentí un dolor desgarrador, lo más fuerte que he experimentado en toda mi vida, en el pecho, las sienes, el estómago. Pegué un grito como loca. No lo podía creer.”
Leer la novela es un verdadero disfrute, la técnica narrativa tiene una estructura de telegrama, las frases y pensamientos en varios momentos si se analiza en los párrafos arriba transcritos, no exceden de diez palabras, son frases puntuales que dicen todo en poco contenido, como dato curioso quiero agregar que un 14 de febrero de 1960 (día del telegrafista) murió el papá de Sebastián, y un 15 de febrero de 2014 murió Federico Campbell, quien creó a Sebastián para platicarnos lo que sentía y rememoraba de su padre.
Finalmente, el telegrama para mis estimados lectores es: Escribir nuestras vivencias puede servir para comprender mejor nuestra existencia.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com