El sector bancario en México siempre ha sido un caso único, con una historia bastante peculiar comprendida por diversas etapas de estatización y privatización acordes con los distintos pasajes históricos que han dado forma al México moderno, dando como resultado al día de hoy a un sector bancario mexicano convertido en una mina de oro gracias a la estabilidad de la economía, al atractivo tamaño del mercado (donde el 70% de la población aún no cuenta con acceso a créditos y servicios financieros), la escasa competencia y sobre todo, por los atractivos márgenes de ganancia que obtienen en nuestro país.
Por ello no es de extrañarse que cinco de los siete bancos más grandes sean extranjeros y las utilidades que generan los llevan a ser pilares de sus casas matrices en España, Estados Unidos, Canadá o Inglaterra.
La legión extranjera de bancos es liderada por BBVA Bancomer, la institución bancaria más grande del país que contribuyó con 45% de los 2,618 millones de euros de utilidades netas totales en 2014. Además, el grupo español concentra en México a 19.9 millones de clientes de los 51 millones que atiende en total en los 31 países en donde opera el grupo financiero.
Propiedad de Citigroup desde el 2001, Banamex es el segundo banco en tamaño del país, contribuyendo con un 10% de las utilidades del grupo financiero más grande del mundo, con presencia en 140 países y 200 millones de clientes, lo cual nos habla de la gran rentabilidad de sus operaciones en el mercado mexicano.
Por otra parte, Santander ocupa la tercera posición en el mercado mexicano, donde el año pasado la filial mexicana aportó el 8% de los 5,816 millones de euros que el banco más importante de España reportó como ganancias. Con 11.7 millones de clientes en México, el corporativo español coloca en su informe anual a México como uno de sus 10 principales mercados.
Ahora la pregunta realmente interesante es, ¿Por qué México es tan buen negocio para la banca de primer piso?
Son múltiples factores los que contribuyen a la bonanza bancaria, para comenzar, los bancos en México entregan buenas cuentas a sus accionistas porque tienen un margen de rentabilidad promedio de 14.9%, lo cual se encuentra bastante por encima del promedio del sector.
Las franquicias mexicanas resultan negocios rentables gracias a la gran diferencia de spread bancario existente en el país, (es decir, la diferencia entre los rendimientos otorgados por captar depósitos y las tasas de interés y comisiones cobradas por préstamos) que son derivados de las elevadas tasas de interés y comisiones por el manejo de productos financieros.

Mientras que por un lado los rendimientos ofrecidos a inversionistas y ahorradores es verdaderamente paupérrimo, (en el sector de banca comercial estamos hablando de tasas de rendimiento que ni siquiera alcanzan a recuperar la inflación, mientras que la banca de inversión patrimonial está al alcance de solo unos pocos) el crédito al consumo se dispara a 30% en tarjetas, 25% en créditos de nómina, 40% en préstamos personales y 15% para créditos hipotecarios, dejando un margen de ganancias muy atractivo.
Mientras el sector bancario en nuestro país siga siendo dominado por un marcado oligopolio concentrado en 6 o 7 grupos financieros top a nivel mundial, con barreras de entrada muy altas para que surja nueva competencia, una regulación laxa y con escaso interés en el cliente final, así como el deterioro de la actividad económica y la generación de empleos formales, en lo que respecta al corto y mediano plazo, México continuará siendo el mercado de oro del sector financiero a costa de todos nosotros, sus usuarios.
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