Maryjosé Gamboa, creo, es una luz ámbar para todos… no sólo para reporteros, columnistas o entidades que se dediquen a cualquiera de las ramas del periodismo. Puede ser una advertencia de que seas quien seas, la Ley puede ser muy dura, inflexible, contundente.
Sí, dije “Puede ser”, porque muchas veces las circunstancias hacen que la Ley sea blanda, flexible, suave, dependiendo de quien seas.
II
Hablaba hace poco con Ezequiel Castañeda, amigo tuxpeño, de mi gusto por andar en motocicleta y recordó una anécdota, de cuando uno de sus hijos pretendía regalarle una. ¡La rechazó! Confesó que de subirse a tal unidad, lo haría adicto a la velocidad… sólo de platicarlo, se percibía su adrenalina ¡a 100 kilómetros por hora en cinco segundos!
Mis dos bujías en la moto sólo están de adorno… cuando veo que ando por los 50 kilómetros por hora, de inmediato bajo hasta llegar a mi límite de velocidad: 40…
Sinceramente, he tenido percances viales donde sólo yo me he expuesto… no quiero ni arriesgar de nuevo mi vida y mucho menos la de un tercero.
Puede que no lo crean, pero el caso de Maryjosé Gamboa, al menos en mi persona y familia, ¡nos pegó duro!
III
Hoy, las autoridades de Tránsito del Estado, a raíz del caso de Maryjosé Gamboa, han de estar aún más cuidadosas con su labor. Pero más deben de estarlo los choferes de nuestras autoridades estatales que son dados a que, cuando va un “Jefe”, por lo regular es escoltado por dos o más vehículos aparte del que lo traslada. Luego entonces, tienen prohibido romper la fila vehicular porque ello, dicen, implicaría poner en riesgo al “Mero mero”. En iguales circunstancias deben de estar los choferes de diputados y demás entidades del servicio público… ¡hasta nuestras autoridades municipales! Más cuando tenemos a un alcalde que le gusta andar en moto, aunque eso sí, tiene rato que dejó de manejarla y sólo lo ha hecho, en algún paseo no recuerdo de qué, pero fue en fecha reciente.
IV
Por cierto, en Palacio Municipal de la capital veracruzana, el chisme que corría tiene que ser de suma importancia para Jorge Israel Ponce de León Borquez, director de Tránsito del Estado porque sus muchachos son los implicados.
Y es que se está contando que ayer, una funcionaria del Gobierno municipal que conducía una camioneta negra, atropelló a un agente de Tránsito.
La dama, al percatarse del accidente, pidió a los uniformados que acudieron al auxilio de su compañero, discreción en el asunto, pues era funcionaria… ¡ups! sí, funcionaria como lo era Maryjosé Gamboa.
Total que el uniformado fue atendido por paramédicos y canalizado para su observación al centro de salud más cercano… sí, al menos recibió Atención Médica pero no mucha Atención Ciudadana por parte de quien lo atropelló.
¿Qué puede decirnos de ello Américo Zúñiga con una de sus funcionarias involucradas en un escándalo vial? ¿Qué puede decirnos de ello Jorge Israel Ponce de León Borquez, el director de Tránsito? Ojalá este último pudiera explicar las diferencias en los casos de Maryjosé Gamboa y el de Diana Santiago Huesca, digo, para poder entender la Ley.

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