Alguien falló, es evidente. Lejos de ayudar a crear esa extraña animadversión contra todo lo que huela a perredismo, la agresión contra el senador Alejandro Encinas, a unos días de que inicien los Juegos Centroamericanos y del Caribe, pone por los suelos la imagen de Veracruz, y peor, la del Gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Desconozco si hay protocolos entre poderes, en este caso entre el Legislativo (Cámara Alta) y Ejecutivo (Gobierno del Estado) para que el senador Encinas anunciara su presencia así como su itinerario por Veracruz, en aras de que un funcionario del Estado, en este caso, lo más congruente sería el Secretario de Gobierno, “Fiderick” Lagos, Chilly Willy, estuviera al tanto de su estancia, pero es seguro que hay informantes que lo tienen al tanto de quién o quiénes están entrando a Veracruz y más del calibre del senador Encinas.
Por allí hubo quien sugirió que debería de haberle proporcionado Gobierno del Estado seguridad al senador: ¡Crasa equivocación! En Veracruz ¡no pasa nada!
II
Mala imagen es la que Veracruz exhibe para con México, y en especial para con los militantes del PRD…
Y no, no por el triste papel que han desempeñado incluso sus propios militantes en el estado, como Sergio Rodríguez Cortés o como lo ha tenido Rogelio Franco Castán (y seguro lo tendrá), al ser más patiños de un partido en el poder cuando los fundadores del Sol Azteca pugnaban por vencer a éste ya fuera en elecciones o si no, en tribuna… por eso, hoy, incluso, una fracción del mismo partido identifica a la dirigencia perredista como el “PRD Rojo”.
Cuando hablamos de mala imagen, no podemos evitar recordar la otra agresión que sufrió en su momento Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, allá en el chirinato, cuando en la parroquia de Veracruz, en un septiembre del 93, fue atosigado por travestís y teporochos (así lo recuerda la memoria histórica del pueblo) como un acto de provocación para el entonces candidato del naciente PRD. En ese entonces, acusaban al secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares de haber orquestado ese teatro.
III
Pareciera que hay un interés para generar un “villano alterno” que sea receptor o distractor de la animadversión que hay contra el Presidente Enrique Peña Nieto que viene arrastrando desde las reformas, animadversión que en estos momentos creció tras los últimos acontecimientos que empañan a Guerrero… se concentró toda la hiel contra Angel Aguirre Rivero hasta que se agotó la veta; las baterías entonces se enfilaron hacia la Pareja Imperial (o Infernal), el matrimonio Abarca-Pineda, hasta que fueron detenidos; pero ya se venía gestando el operativo anti-PRD: Se criticó a los Chuchos por apoyar a gente como Abarca; se condenó a López Obrador por fotografiarse con Abarca (¡y sopas!, salió una foto de Peña Nieto con Abarca); se empezó a generalizar al perredismo con las acciones del matrimonio Abarca y con Angel Aguirre, a manera de que hoy, simpatizar con el Sol Azteca o ser militante, es tan penado como irle al América, ser priista y aplaudirle a Peña Nieto.
IV
El atentado contra el Senador Encinas es para llamar la atención… pero al encargado de la política interna del Estado… ¿Qué hacía Chilly Willy mientras agredían a un Senador de la República enfrente de Palacio de Gobierno? ¿Soñando con ser candidato a diputado federal? ¿Soñando con ser Gobernador por dos años? ¿O soñando con Ricky Martin y la vida loca para este fin de semana? Como sea, hay que agradecerle a “Fiderick” Lagos que gracias a su nulo trabajo, no sólo es señalado su jefe, su amigo, el gobernador, como orquestador de un ataque, sino que nuevamente Veracruz es puesto en el escenario nacional por un atentado que se pudo evitar o que simplemente, nunca hubo tal intención de evitarlo pero sí más de cometerlo…
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