Glenhis Hernández, la cubana medalla de plata en TaeKwonDo, quien fuera suspendida por mostrar su inconformidad con su dedo medio por lo que ella cree fue una calificación injusta, obliga recordar a Erick Torres, el famoso Cubo, centro delantero de la Selección Mexicana que nos representa en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, quien en el encuentro contra Honduras, anotó un gol con la mano. Ambos deportistas bien pudieran ser la analogía perfecta de lo que a veces sucede en nuestro país.
II
Los gritos increpando a Sofía Castro, hija de Angélica Rivera, cuando llegaba a un hotel de Las Vegas, exhiben que el malestar, resentimiento social así como inconformidad hacia quienes representan a nuestras instituciones, han permeado en la gente más cercana a éstas, en este caso, a la hija de La Gaviota.
Hay quienes podríamos pensar que la joven actriz paga los platos rotos sin deberla ni temerla; aunque hay quienes podríamos convidarle rencor y menosprecio por ser hija de quien de un día para otro, pasó de la heroína de telenovelas a villana de nuestra vida real.
III
Sofía Castro ha sido la comidilla de la farándula allende el Bravo porque aquí, en nuestro país, las televisoras no la tocan.
Las críticas en torno a ella la califican como una chica superficial después de que se preocupara más por el Arlequín, premio que iba a recibir por su trayectoria artística, cuando dijo: “Creo que ahora no es momento de hablar de ese tema (Ayotzinapa). Todo México está en duelo por lo que está pasando, pero creo que ahorita no es momento, ahorita venimos a disfrutar y a recibir mi premio”. Quizás en el mundo de lágrimas y risas de Sofía Castro, no vendría al caso el tema de no ser porque cantantes y actores se han vuelto cajas de resonancia para los 43 normalistas desaparecidos mientras que el gobierno que encabeza su padrastro no encuentra la caja china que despresurice la olla express en que se ha convertido México.
Por eso, al ser cuestionada sobre el tema, se vio tan vacía, tanto en su lado humano como actoral, pues bien pudo allí sacar las dotes teatrales que dice tener, para decir algo convincente y no tan deprimente moralmente como «disfrutar su premio».
Y si a ello se le agrega cuando en Las Vegas opta por huir ante los gritos de reclamo de algunas voces, así como callar ante el conductor del programa «El Gordo y la Flaca» que le pregunta sobre el caso Ayotzinapa, todo esto no hace más que ponernos a pensar que Sofía Castro ha sido alcanzada por el cáncer de la evasión de la realidad que carcome a nuestros políticos que no la alcanzan a entender, porque parece que viven en un mundo de farándula… O en el peor de los casos: en mansiones de más de 80 millones de pesos.
IV
Pero, si ya llegó hasta acá, ¿se ha de cuestionar en qué se parecen Glenhis Hernández y el Cubo Torres con lo que ocurre en nuestro país? En algo muy simple. Ambos deportistas utilizaron sus manos para manifestarse de una u otra forma. Ella, expresó su inconformidad; él, hizo trampa. A la cubana, por inconformarse, la suspendieron un año de sus actividades; al Cubo Torres le celebraron su gracia y le valieron el gol… pero esto, que debería de ofendernos, pasa como una anécdota en un país donde la inconformidad ofende a las autoridades y se castiga; mientras que la trampa, se canta como gol y además se premia… como el Arlequín de Sofía Castro… por su “trayectoria artística”.
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