Todo parecía ir bien hasta que todo empezó a ir mal…
La mujer enfiló al centro de la ciudad… se deslizaba como pez en el agua sobre las calles; hasta se daba el lujo de voltear y disminuir la velocidad para curiosear sin que hubiera carro que le pitara desesperado por avanzar… parecía perfecto todo hasta que tres cuadras antes de llegar al centro, comenzó el caos…
II
Si tenemos un Palacio de Gobierno como centro receptor del Poder Ejecutivo, bien se podría decir que la Plaza Lerdo es el Palacio de las Quejas como receptor, las muchas veces, de un sentir ciudadano, y otras muchas, no tanto.
A veces, parecieran las manifestaciones ser parte del paisaje urbano de la ciudad. La belleza de la Catedral no sería la misma sin antorchistas, campesinos, cardenistas, taxistas y hoy, trabajadores de Limpia Pública del ayuntamiento de Xalapa que preside Américo Zúñiga. ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong!
III
¿Qué sería del turista que tome una foto de la Plaza Lerdo vacía, sin vida, sin pancartas, sin manifestaciones? ¿qué sería del ciudadano que pasa frente a la Plaza Lerdo si no tuviera una manifestación que le recordara que ser indiferente a los problemas de los demás es parte de nuestro ADN o de nuestro valemadrismo? Claro, siempre y cuando esos protestantes no bloqueen la calle de Enríquez y entonces nuestro valemadrismo se transforma en “chingamadrismo” porque es cuando les recordamos a las autoras de sus días.
III
Llevamos diez minutos en una cuadra… me faltan dos calles para llegar a mi destino: Catastro. Una enésima manifestación y resuelvo con la mujer: “Me bajo; vete a la casa; ya tomo taxi o camión de regreso”. Al pasar por la Plaza Lerdo, escucho un ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong! ¿Campanas sobre campanas? ¡Pero si ya pasó la Navidad!
Entonces, alcanzo a escuchar: Trabajadores sindicalizados de Limpia Pública se dicen hostigados por agentes de vialidad… supongo que es una forma de manifestarse por la detención del subdirector de Limpia Pública que fue acusado por golpear con otros trabajadores, a un agente de Tránsito.
Llego a Catastro. Una dama con cara de “Ya me quiero largar de aquí” me atiende. Expongo mi duda y la resuelve de una manera sencilla: “Venga pasado el cinco de enero… ahora nada más estamos de guardia”… ¡Plop!
Y de nuevo: ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong!
IV
Trato de tomar un taxi en la esquina de Clavijero con Avila Camacho… pero cuando volteo hacia sendas calles, mis intenciones son las mismas que las de otras muchas personas… decido entonces enfilar calle arriba… y me encuentro a más personas deseosas de un taxi vacío… ¡cómo es posible que habiendo casi 8 mil ruleteros más los que se suman de los municipios y congregaciones vecinas, suframos por la ausencia de taxis! Y en eso, ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong! ¡Las sigo oyendo!
Total que gracias a la manifestación de los trabajadores de Limpia Pública del ayuntamiento de Xalapa hice una buena caminata hasta llegar a Poeta Jesús Díaz… y ni un pinche taxi vacío… pero eso sí, ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong! se oía a cada rato…
Y entonces vi el democrático camión urbano que en sus innumerables letreros al frente decían “Jardines”… sí, he de suponer que se refiere a “Jardines de Xalapa”, donde yo vivo y lo abordo… atrás, fui dejando el ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong! de las campanas de Limpia Pública que, a manera de protesta, las activaban… ¿en espera de que sacaran la basura de Palacio de Gobierno? ¿o de que saliera Erick Lagos? Para el caso es lo mismo, mucho ruido, pocas nueces, pero se evidencian algunas cosas: los xalapeños seguimos siendo testigos de causas justas y de indiferencia gubernamental o rehenes de intereses mundanos y sucios donde se exhibe la confrontación entre dos autoridades: El Ayuntamiento y tránsito del Estado… ¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong!