Van a dar las nueve y media de la noche. Dos horas con casi 40 minutos duró la plática. Por fin sale de esa casa. Está a punto de subir a su camioneta cuando le hago una señal con el dedo índice hacia arriba y de inmediato cierro el puño. “¡Vamos ganando!” me responde el Gobernador.
Atrás, queda un grupo de empresarios, Mauricio Audirac Murillo, y la señora Leonor de la Miyar. Ya no veo a Harry Grappa, titular de Turismo, pero tampoco tengo la certeza de que hubiera llegado a esa reunión. Creí verlo pero la penumbra y la llovizna pertinaz que imperó en la capital del estado en la mayor parte del día, quizás le hizo una jugarreta a mi vista.
II
Un movimiento poco habitual de vehículos en esa calle del centro. Pasa un Reynaldo Quirarte. Pasa otro empresario y otro, y otro, y otro… se reúnen en casa de Leonor de la Miyar.
Es claro que van a platicar de lo acontecido un día antes en las oficinas de Sefiplan, donde de acuerdo a los mismos empresarios, fueron “desalojados” en su intento de cobranza.
Quizás hubieran pasado desapercibidos de no ser porque pasa una camioneta y entonces uno de sus pasajeros, se cubre la cara con el cuello del abrigo… parece sospechoso y obliga a estar más atento a ese movimiento.
A los pocos minutos entonces, entra una camioneta. El perfil es inconfundible. Es Javier Duarte. Salimos pero ya cuando estamos afuera, va entrando al domicilio de Leonor de la Miyar.
Es ahí, cuando entre la luz tenue de una lámpara amarilla que se hace más débil con la llovizna, creo ver a Harry Grappa.
A los pocos minutos entra caminando Mauricio Audirac y se aclara todo.
Melesio Carrillo (de El Dictamen) nos saluda e intenta pasar pero es “bateado” y se reúne a la espera de que salga el Gobernador.
III
Son casi las nueve y media de la noche. A veces el trabajo periodístico es raro. Mientras se espera, platicamos de gatos y perros. Vaticinamos que el último gobernador populista será Tío Fide. Contamos anécdotas o leyendas de Herrera Beltrán. Platicamos del estilo de gobernar de Javier Duarte. Componemos el mundo mientras esperamos. Incluso, pensamos que a lo mejor sale el Gobernador de mal genio.
Entonces, se abre la puerta y su inconfundible figura aparece. Lo vamos a alcanzar. Curioso, pero antes de entrar en detalles de la reunión con empresarios, nos recibe con una sonrisa, de buen humor, echando abajo nuestra suposición, y saluda a Oscar Pedro, Melesio Carrillo, Luis Ayala y a un servidor.
Si se concretara la plática que tuvo con esos empresarios, se concluye así: Se les va a pagar y se va a agendar una fecha para ello.
Me llama la atención algo en especial: El gobernador sale a dar la cara ante un trámite totalmente administrativo. Bueno, de cierto modo, más que un asunto de dinero, se tiene la percepción de que se trata de resarcir ofensas, calmar ánimos, ser político en la mejor intención de la palabra.
IV
Tras las salutaciones, entrevista y pláticas en corto, se dirige hacia su camioneta. Para esos momentos, Jesús Paganoni, en el Puerto, hacía diferencia entre Veracruz y Puebla. Le digo: “¡Javier!” y ve mi dedo índice arriba a la vez que cierro el puño. De inmediato lo entiende y expresa: “¡Vamos ganando!”; vuelve a sonreír y remata: “Ese equipo está para liguilla”… me le quedo viendo incrédulo y hace una broma en corto y se retira… al final, el 3-1 sobre Puebla le dan la razón…

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