La boda de Manuel “El Güero” Velasco con la actriz Anahí pone al Gobernador de Chiapas en la carrera presidencial rumbo al 2018, por supuesto, gracias al imaginario de un sector de la población, y que conste, no tanto por méritos sino quizás motivado por esa rara y extraña relación del poder político con la farándula que, al menos en este gobierno federal, vive el país en carne propia con Angélica Rivera (La Gaviota) y Enrique Peña Nieto.
Ese amasiato entre política y farándula no es nuevo… ni exclusivo de México… “remember” Marilyn Monroe y John F. Kennedy, aunque pareciera que en esas épocas, un “affaire” de esta naturaleza bien podría ser considerado como una “aventurilla” a la que no había que tomar tan en serio, ni en Estados Unidos ni en nuestro país… hasta que Irma Serrano pasó de la Recámara con el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, a la Cámara Baja y Alta, con diputados y senadores.
Los mexicanos bien debemos estar agradecidos con José López Portillo porque tuvo la decencia de formalizar su relación con Sasha Montenegro después de la presidencia… hubiera sido muy feo haberla conocido como “La Primera Fichera de México”, en alusión a su participación en esa famosa época del cine nacional relacionado al bataclán y al burlesque.
Y hablando de bataclán, cómo no recordar “Bataclán Mexicano” y “Adán y Eva”, las famosas películas que durante décadas, fueron censuradas en nuestro país, no sé a ciencia cierta si por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés o a petición de su hijo, Miguel Alemán Velasco, casado con la bella actriz Christiane Martell, quien al desposarse con este veracruzano, volvió a usar su apellido (Magnani) y así, en nuestro Palacio de Gobierno, no sólo tuvimos como primera dama del estado a una actriz de renombre internacional, sino a una Miss Universo.
Historias entorno a nuestros políticos y nuestras estrellas del canal de las estrellas son muchas que tendríamos que recordar a Silvia Pinal, Victoria Ruffo y Mariagna Pratts en el pasado reciente y por supuesto, Angélica Rivera en nuestro presente inmediato, ¡pero qué chinga sería tener a la RBD Anahí en nuestro futuro! aunque afortunadamente, la fórmula “política y farándula” se desgastó en menos de dos años de sexenio. Así que, yo al menos, no le veo perfil a la grande al Charro Velasco… al menos que los mexicanos digan lo contrario.

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