Con 1.75 de estatura y al menos, confesados por él mismo, 105 kilos de peso, Vicente Benítez aseguraba a inicios de este mes que fenece, que en un plazo de 30 días tendría quince kilos menos y se quitaría la barba.

La última vez que lo vi en foto, sí, ya se había quitado la barba, pero no el abdomen.

Sus allegados lo defienden… “es que anda en campaña… no puede negarse al molito, al taquito, a la carnita…”

Quedé de verlo este día para corroborar el bajón de peso pero sinceramente creo que ir a la SEV sería frustrante por dos razones:

a) Darme cuenta que de lengua se comió más de un taco…

b) O no encontrarlo… porque ande en campaña.

Aunque en defensa del oficial mayor de la SEV, la única campaña que veo en él, es la camisa que trae puesta… ¡parece tienda de campaña!

II

Del anecdotario:

Hace algunas columnas comentaba que Héctor Yunes Landa es de los pocos estudiantes de la Facultad de Derecho de la UV que salió con promedio excelente. Ya después, Guadalupe Porras David igual me presumió su promedio de 10 perfecto.

Recientemente otra que se adornó con sus calificaciones en la Anáhuac y Ortega y Gasset fue Martha Marañón. Yo nada más puedo presumir en mi boleta de quinto año el seis sobrepuesto que me otorgó el perdón y el pase a Sexto grado por parte de la maestra después de que mi madre fuera a regañarme enfrente de todo el salón.

Pero la anécdota no es ésa.

Dicen que cuando Héctor Yunes Landa asumió el Movimiento Juvenil Revolucionario en Veracruz, un día se topa con el gobernador Agustín Acosta Lagunes y éste le dice:

–Así que sacaste puro diez de calificación…

–Así es, señor…

–¡Ja! Yo saqué 8 ¡y soy Gobernador!

–Entonces a lo mejor yo voy a ser Presidente…

–Pinche chamaco mamón– respondió y se retiró.

III

Cierta ocasión, entrevistando al entonces Contralor en el alemanismo, Ricardo García Guzmán, rompió en llanto…

Le acababa de preguntar la última vez que lloró…

–Acaba de morir mi papá…– un nudo en la garganta se le hizo y las lágrimas escurrieron. Le pedí al fotógrafo que no tomara ninguna “placa”.

Creo que estaba Ricardo, su hijo. Un minuto, dos, no sé cuánto tiempo pasó. Proseguimos la entrevista con otro tema…

Días antes de la entrevista citada, efectivamente, había fallecido su padre. García Guzmán se trasladó con su familia a Pánuco. Allí lo velaron. Al día siguiente, tenía que reunirse con Arsenio Farell en la Ciudad de México. Partió y por la tarde regresó a Pánuco pues a las 18 horas sería el entierro.

Pero eso no fue todo… al día siguiente, no estoy seguro, sería su comparecencia. El Gobernador Miguel Alemán le pidió cancelarla, pero García Guzmán se negó. Y acudió ante el Congreso.

En pocas palabras, traía el dolor adentro cuando le pregunté cuándo había sido la última vez que lloró… no fue “la última”, fue la primera vez… y le lloró a su padre.

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