“Sí el surco cansa, me imagino que el ítamo cura.”
El jueves 27 de agosto del presente año en la Ciudad de Xalapa, Ver. Se presentará la novela titulada: El Ítamo, escrita por el politólogo y joven escritor mexicano, Iván Uriel Atanacio Medellín. El Ítamo es la segunda entrega de la trilogía denominada: “Apología del encuentro” que Iván Uriel tiene pensado escribir.
De la novela El Ítamo, nada podemos comentar. Iván Uriel nos adelanta que si bien diseñó una trilogía, el contenido de cada novela es independiente de la anterior, ejemplo de ello es que la primera novela titulada: El Surco, es una novela testimonial y El Ítamo, es una novela de ficción. Por lo antes mencionado, la mejor manera de conocer la pluma de Iván Uriel y darle la bienvenida a El Ítamo, es leyendo la novela El Surco, la cual fue publicada en el 2011 por la Editorial de la Universidad Iberoamericana Puebla y Editorial Los Reyes.
Al leer la novela El Surco, lo primero que se percibe es que Iván Uriel escribió crónicas noveladas, la forma de narrar es interesante, porque no está estructurada la novela con capítulos como tradicionalmente se escribe. Iván Uriel nos va contando vidas de familias y personas individuales a través de horarios y subtítulos, la primera crónica inicia a las 5:45 am, y bajo este horario se desarrollan las historias de vidas de sus personajes, los cuales independientemente al nombre, todos son o fueron personas reales que vivieron lo que Iván Uriel noveladamente nos está contando.
La lectura de El Surco de verdad que cala hondo, el tema central es la vida de los mexicanos migrantes, que se van con ilusión a trabajar a los Estados Unidos y esperan regresar con un capital para poder vivir mejor en éste país que tanto aman, pero que lamentablemente les ha negado todo. “– ¿Adónde vas Lupe? ¡Mira que está peligroso el trajín! ¡Vendrá mejor el temporal! ¡Aguántate otro ratito! ¡En el pueblo nos morimos de todo menos de hambre! – ¡Ya estuvo bueno de esperar lo que no llegará! A este paso, terminaría vendiendo la tierra y no alcanzaríamos a comer ni un año, ¡ónde pues!”
José Guadalupe estaba casado con María y tenía dos hijas, había heredado de su padre las tierras las cuales Lupe por muchos años trabajó, pero entre más pasaban los años más difícil era la situación económica: “José Guadalupe está cabizbajo, otra cosecha de negros graneros, gasta más en sus animales que en sus pequeñas hijas que ahora mismo están con María.” A pesar de la difícil situación, María no quería que su esposo se fuera para el Norte. “– ¡No quiero que te vayas! ¿Qué no ves que tus hijas te necesitan?”
Al inicio José Guadalupe pensaba igual que su padre, el cual manifestaba que no había necesidad de irse, que la tierra da a quien la trabaja, no a quien la abandona, pero la realidad cada día era más desesperante, es por ello que a Lupe no le quedó otra opción más que vender su tractor y animales, para poder pagarle al pollero y éste lo cruzara al país del progreso y las libertades, al país de las ilusiones, donde muchos van y pocos regresan.
Uno de los lugares centrales de la novela es el pueblo de San Hipólito, en Puebla, donde José Guadalupe vivía con su familia. La noche en que Lupe partió para el Norte, su hija Ana, narra con nostalgia la despedida de su padre: “Me hubiera gustado despedirme, pero supuse que era demasiado malestar para ti verme despierta, guardé silencio cuando te acercaste en la penumbra y a cada una nos diste un beso en la frente, eso lo hacías todas las mañanas antes de irte, pero aquella madrugada tus besos llevaban un dolor que parecía quemarme, como si presionaras clavos con un martillo sobre mi corazón latiendo.”
Son varias las crónicas de vidas noveladas por Iván Uriel, al final de la lectura claramente se aprende que muchas historias van relacionadas, José Guadalupe es un personaje central en la novela, pero la figura de Jacinto desde la experiencia de mi lectura, fue creciendo, y entre más lees más quieres saber qué pasó con su vida. Jacinto desde muy niño fue como un hijo para Lupe, creció aprendiendo los trabados del campo al lado de él. Jacinto nunca supo de su padre, sólo vivía con su madre Irene, por eso Lupe era más que un patrón y cuando éste decidió partir para el Norte, Jacinto se fue con él, lo trágico es que al momento de cruzar la frontera, sólo lo logró Lupe, ¿Qué paso con Jacinto?
Al igual que José Guadalupe y Jacinto, German y su mujer llamada Soledad, decidieron irse para el Norte, dejaron a sus dos hijos en manos de familiares, querían trabajar para darle una mejor vida: “-¡Corre! – ¿Y tú? – ¡No mires para atrás, corre rápido, pélate! – ¿Y tú? ¡No puedo irme sin ti! – ¡Yo te alcanzo, ahí vienen las patrullas! – Soledad corrió con una fuerza que jamás pensó, tendría después de estar oculta por veinte horas en aquel vagón. German sería capturado por la migra, Soledad sintió su nombre recorrerla por entero.”
Cada quien en su lectura se quedará con momentos cumbre de los personajes novelados, muchos de los que estudiamos podríamos, tal vez, identificarnos con Roberto Morales, quien a pesar de tener estudios, día a día tenía que labrar los surcos, porque en México el arte no paga. Sin embargo, mi personaje fue José Guadalupe, no platicaré el final de él ni el de Jacinto, pero hay momentos de la novela climáticos, como cuando Lupe le envía una carta a su Hija:
“Tu ser es el motivo para llamarte, por eso estoy aquí, me duele haberme perdido tus palabras, tus primeros pasos, tus vestidos, tus risas, te veo en fotos, cada día creces y eres distinta. El dinero pretende cubrirte los gastos que al menos cubre, pero mis caricias no te tocan, mis cariños no te abrazan, y eso nos pone tristes. Cuando naciste, te di un beso pero no podía darte el pan y el agua, ahora no faltan, pero no puedo darte un beso, ni rozar mejillas cansadas. Cuando naciste prometí darte todo, que no faltara nada, y ahora lo que más quisiera darte no puedo, solo te los mando como si mis besos fueran letras, como si mis besos fueran en el aire.
Prefiero estés contenta, si me regreso ahora serán mayores los lamentos, no estoy aquí por mi aunque yo lo he decidido, estoy aquí por ti, aunque tú no lo hayas pedido. Si yo pudiera, haría llegar hasta ti mi corazón para que sepas que es por ti que aún sigue latiendo.”
Parte de las historias narradas por Iván Uriel tienen un contenido autobiográfico, por eso las escribió con pasión, amor, nostalgia, sentimientos de un duro pasado, que hoy puede que sea un grato recuerdo, porque lo plasmado en esta obra, es parte de vivencias ajenas y vivencias muy íntimas del escritor, y es en lo muy íntimo donde a veces está el dolor, pero en esa misma intimidad, encuentras lo más valioso que buscamos en este mundo como lo es el amor.
Finalmente, la novela El Surco está compuesta de crónicas noveladas, alrededor de la novela hay muchos sentimientos expresados y otros que no se escribieron, pero que fueron fundamentales para que la obra se concluyera, como cuando la madre de Iván Uriel, en la última platica que tuvo con su hijo, después de revisar los borradores de El Surco, le dijo: “Iván, Terminas este trabajo.”
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