La Revolución Mexicana indudablemente causó cambios en diversos sectores de la sociedad, en el caso particular de la literatura, ésta se vio fuertemente influida por el conflicto armado, existe una amplia obra de diversos escritores que es llamada: La novela de la Revolución Mexicana, pero citando a Octavio Paz, por precisión intelectual que es precisión moral, hay que puntualizar que el inicio de la novela de la Revolución, se dio hace cien años cuando salió publicada la novela: Los de Abajo, del gran escritor tapatío Mariano Azuela (1873-1952).
Mariano Azuela fue un médico castrense quien participó de manera directa en la Revolución del lado de las fuerzas revolucionarias, de joven ejerció su profesión de Médico, también desde muy joven empezó a demostrar su vocación como escritor, y por supuesto que fue a través de la literatura donde su nombre ha quedado registrado en la historia de México. Con Mariano Azuela inicia la crítica objetiva, veraz, contundente de lo que fue el movimiento armado, noveladamente nos platica no una historia oficial de héroes y traidores, sino lo que realmente fue la Revolución para él, quien la vivió y padeció.
En 1915 Mariano Azuela ya era un médico reconocido y además ejercía el periodismo, desde el levantamiento armado en 1910, participó activamente para derrocar a Porfirio Díaz, y como es de esperarse su participación fue permanente en el conflicto, sin embargo, con el transcurso de los años su forma de luchar cambió, ahora sus armas serían las letras y su primer gran bazucaso fue cuando publicó: Los de Abajo.
El maestro Antonio Castro Leal comenta que Mariano Azuela: “En el diario El Paso del Norte publica, de octubre a diciembre de 1915, su novela Los de Abajo, que aparece en libro el año siguiente, editada por el mismo diario. Los de Abajo es la novela de un momento de confusión, de heroísmo ciego, de pasión desenfrenada. Demetrio Macías y sus hombres simbolizan todas las fuerzas reprimidas y generosas que se levantaron contra el retorno del porfirismo que significó el régimen de Victoriano Huerta.” (Consultar: La novela de la revolución Mexicana, Introducción por Antonio Castro Leal, Editorial Aguilar.)
La novela se integra en tres partes, su lectura en sencilla, realmente no hay complicaciones en la trama, fácilmente se identifica a los personajes, y el contexto histórico en que se desarrolla es primeramente para lograr el derrocamiento de Victoriano Huerta, posteriormente el conflicto por la ruptura entre Venustiano Carranza y Francisco Villa, y finalmente la caída de Villa, bajo estas circunstancias los personajes revolucionarios de Mariano Azuela, asesinarán y serán asesinados, porque para el escritor en gran medida eso fue la Revolución, muerte.
El personaje central es el revolucionario Demetrio Macías, sobre él y sus veinticinco hombres girara toda la historia, Demetrio era un líder buscado por el Gobierno, un día los federales llegaron a casa de Demetrio y momentos después la propiedad fue incendiada, Demetrio dejó a su esposa e hijo con su suegro, y: “–Bueno –dijo Demetrio –: ya ven que, aparte de mi treinta-treinta, no contamos más que con veinte armas. Si son pocos, le damos hasta no dejar uno; si son muchos, aunque sea un buen susto les hemos sacar. Entre las malezas de la sierra durmieron los veinticinco hombres de Demetrio Macías, hasta que la señal del cuerno los hizo despertar. Demetrio hizo una señal: crujieron los muelles y los resortes de los fusiles. –Ora! –ordenó con voz apagada. Veintiún hombres dispararon a un tiempo y otros tantos federales cayeron de sus caballos. Una nueva descarga y otros veintiún hombres rodaron de roca en roca, con el cráneo abierto.”
Regularmente los revolucionarios se escondían en la sierra, para los federales era una desventaja enorme, porque además de desconocer el lugar, era de muy difícil acceso, por eso en cada encuentro la muerte de los federales era ampliamente mayor a la de los revolucionarios. En la novela de la revolución existen muchos pasajes autobiográficos, en Los de Abajo, aparece un personaje llamado Luis Cervantes, quien era un joven estudiante de medicina y periodista, el Gobierno había obligado a Luis a estar en sus filas, pero Luis quería estar de parte de los revolucionarios, por eso desertó de los federales y fue en busca de Demetrio Macías, pero estos eran tan barbaros como los federales y casi lo asesinan antes de escucharlo:
“ –Creí que ustedes aceptarían con gusto al que viene a ofrecerles ayuda, pobre ayuda mía, pero que solo a ustedes mismos beneficia… ¿Yo que me gano con que la revolución triunfe o no? –La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres…” Con este discurso por supuesto que Luis Cervantes fue aceptado, todos le aplaudieron y Demetrio dijo que hablaba muy bonito porque había estudiado.
Con el transcurso de la lucha Luis fue cambiando sus principios, si los federales eran unos barbaros asesinos, los revolucionarios eran ladrones, crueles, abusadores, etc. sin embargo, lo más lamentable es que la Revolución no tenía ideales, principios, objetivos, el ejemplo es cuando se iba a realizar la Convención de Aguascalientes para nombrar Presidente Interino de México, Demetrio como gran líder de la Revolución tenía que estar en la Convención: “Después de muchas horas de caminar, hizo venir a Luis Cervantes. –Oiga, curro: ahora que lo estoy pensando, ¿yo que pitos voy a tocar a Aguascalientes? – A dar su voto, mi general, para Presidente provisional de la República. – ¿Presidente provisional? … pos entonces, ¿Qué… tal es, pues, Carranza?… La verdad, yo no entiendo estas políticas…”
El día de la Convención llegó, Demetrio antes se entrevistó con su superior el General Natera, el General le explicó que la Convención era para desconocer al Presidente Carranza, y nombrar Presidente Interino, que la lucha ahora era Villa contra Carranza: “Y Demetrio, sin responderle, con los ojos muy abiertos, pedía más explicaciones. – ¿Qué dice de eso, compañero? –interrogó Natera. –Demetrio se alzó de hombros. Se trata, a lo que parece, de seguir peleando. Bueno, pos a darle; ya sabe, mi general, que por mi lado no hay portillo. –Bien, ¿Y de parte de quién se va a poner? – Demetrio, muy perplejo, se llevó las manos a los cabellos y se rascó breves instantes. – Mire: a mí no me haga preguntas, que no soy escuelante… la aguilita que traigo en el sobrero usté me la dio… Bueno, pos ya sabe que no más me dice: Demetrio, haces esto y esto y esto… ¡y se acabó el cuento!”
Demetrio Macías, La Codorniz, El Mantecas, Pancracio, Venancio, Anastacio Montañez, el Güero Margarito, entre otros, fueron los hombres que en Los de Abajo hicieron la Revolución, en 1915 Luis Cervantes viviendo en El Paso Texas, les envió una carta a sus antiguos compañeros de lucha: “Me recibí en diciembre pasado, como usted lo sabe. Lamento la suerte de Pancracio y del Manteca; pero no me extraña que después de una partida de naipes se hayan apuñalado. Lástima. ¡Eran unos valientes! Siento en el alma no poder comunicarme con el güero Margarito para hacerle presente mi felicitación más calurosa, pues el acto más noble y más hermoso de su vida fue ése…, ¡el de suicidarse!”
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