En el año 1966, la Academia Sueca resolvió otorgar el Premio Nobel de Literatura de manera compartida, al escritor Shmuel Yosef Agnón (1888-1970), y a la escritora Nelly Sachs (1891-1970). La primera característica que une a estos escritores galardonados es el pueblo Judío, Shmuel es el primer israelita en ganar el Nobel y Nelly Sachs aunque nació en Berlín, Alemania, era de origen Judío.
La sola biografía de Nelly Sachs, otorga demasiados elementos valiosos para escribir una columna, desde muy niña era ferviente lectora, siendo muy joven empezó a escribir poesía, una de sus autoras favoritas fue precisamente la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura, Selma Lagerlöf, con la cual por años se estuvieron enviando cartas. Nelly Sachs declaró que: “A los quince años le regalaron Gösta Berling de Selma Lagerlöf.” Quien iba a pensar que con el transcurso de los años cuando Hitler arribó al poder e inició el holocausto Judío, Selma Lagerlöf logró rescatar de la muerte a Nelly Sachs y a su madre.
Nelly Sachs explica: “Llegamos aquí para evitar la muerte. Mi madre cada noche todavía experimentaba terror. Pobreza, ¡enfermedad, desesperación total! Todavía hoy no sé cómo pude sobrevivir. Pero el amor al último hombre amado me dio valentía. De este modo surgieron: En las moradas de la muerte y casi al mismo tiempo Eli…”.
Nelly Sachs fue una mujer perseguida por el nazismo, todo lo vivido, sufrido, padecido, con el transcurso de los años viviendo en Suecia, lo convertirá en literatura de una manera brillante, tal es el caso de las tres obras tituladas: Eli, En las moradas de la muerte, Eclipse de la estrella, que Nelly Sach compiló bajo el título: La Pasión de Israel. Nelly Sachs narra de manera lirica lo que fue la persecución nazi, las lamentaciones del pueblo Judío, las humillaciones, la muerte, la desesperación y olvido de un pueblo que por ser el elegido, ha sido tal vez el más sufrido.
Lo primero que se percibe al momento de leer: Eli, La Pasión de Israel, es que no es la clásica obra de teatro donde todos los personajes tienen unidad en la historia, sí existe unidad en el tema. Lo que Nelly Sachs escribió es un teatro lirico, una cantata, donde se escuchan voces, coros, lamentaciones, sin embargo, desde mi análisis considero que existe una historia que es el alma de la obra, la historia está centrada en un niño de ocho años de edad llamado Eli.
En la escena I, una Panadera platica con la Lavandera, en este dialogo inicial de la obra, la Lavandera comenta lo siguiente: “Fue por la mañana, cuando buscaron al hijo, le arrancaron de la cama, del sueño. Como anteriormente arrancaron la puerta del cofre de los misterios en el templo –protégete, protégete – Así le arrancaron del sueño. Rhali, su mujer, también la arrancaron del sueño, el atajo, donde se sentó la viuda Rosa, en la esquina, en la ventana, y contó cómo sucediera antes de que le cerraran la boca, con un espino, porque su marido era jardinero. Eli corrió en camisa de noche tras sus padres, en la mano el silbato, con el que silbó a los prados, a los corderos, a los becerros –y Samuel, el abuelo, corrió tras su nieto –.
Y cuando Eli vio, vio con sus ojos de ocho años, cómo empujaban a sus padres, se puso el silbato en la boca y silbó. Y no silbó como se silba al ganado o en el juego, decía la viuda Rosa, cuando todavía vivía, echó atrás su cabeza, como los ciervos, como los corzos antes de beber en la fuente. Elevó su silbato al cielo, silbó hacia Dios, Eli, decía la viuda Rosa, cuando todavía vivía.”
La Lavandera le relataba lo antes transcrito a la Panadera, porque llevaba la camisa recién lavada del niño Eli: “Vengo de la lavandería, de la lavandería, lavé ropa de muerto, lavé la camisa de Eli, lavé sangre, lavé sudor, sudor de niños –lavé muerte.” Desde un inicio claramente se sabe que el niño Eli lo habían asesinado junto a sus padres, una historia desgarradora como tantas otras. En los 17 actos que se compone la obra, se escucharán lamentaciones y más lamentaciones, porque para Nelly Sachs el pueblo Judío ha sido el elegido, pero al mismo tiempo el pueblo más sufrido y perseguido, derivado de ello podríamos preguntarnos ¿elegido para qué?, siempre se ha dicho que el camino es la salvación, pero, ¿salvación de qué?, ¿valdrá la pena sufrir tanto por una causa, para tratar de alcanzar lo incierto?
Las reflexiones antes expuestas se originaron cuando el niño Eli silbaba dirigiéndose a Dios, las interpretaciones sobre este acto son variadas, pero podría ser que al silbarle a Dios, le estaba reclamando su abandono, Eli con el silbido le decía, Dios somos tu pueblo y nos has olvidado, si tú todo lo puedes ¿por qué permites esta matanza?, ¿por qué no eliminas tanta maldad en los hombres?, ¿por qué estas permitiendo la eliminación del pueblo que tu elegiste como sagrado?
En la escena 13, Miguel quien personifica el personaje del Zapatero, investiga la muerte del niño Eli, y platicando con un campesino, Miguel comenta: “Cuando llevaban a sus padre a la muerte corrió en camisa tras suyo… Campesino, En camisa tras suyo… Miguel- Con este silbato silbó pidiendo ayuda a Dios… Campesino- Ayuda a Dios… Miguel- Entonces le golpeó un soldado… Campesino- Entonces le golpeó un soldado.”
La obra: Eli, La Pasión de Israel, es desgarradora, pero tristemente lo relatado incluso puede que sea corto a lo realmente vivido por el pueblo Judío, por supuesto que en la obra de teatro se está realizando una fuerte crítica a un siglo totalmente inhumano, donde es muy entendible que hasta los valores más sólidos se debilitarán, y con un grito desesperado, Nelly Sachs llegó a expresar: “Cuando mi piel sea destruida, veré a Dios sin mi carne”.
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