«Muere un lechero. Al día siguiente los familiares contratan un abogado y éste empieza a leer el testamento. -A mi hijo le dejo las casa del norte, a mi hija las casas del sur y a mi esposa los edificios del centro. Asombrado, el abogado dice: -Caramba, señora, su esposo era rico. -Qué rico, ni que madres, son las rutas para repartir la leche». Lo escribe en el Facebook.