“Los Antiguos Mexicanos”

La palabra “Tlamatini” proviene del Náhuatl y se ocupaba para designar a los antiguos sabios que vivieron en el mundo prehispánico. En la época contemporánea los mexicanos tenemos a nuestro propio “Tlamatini”, me refiero al Doctor Miguel León- Portilla, quien cumplirá el próximo 22 de febrero 90 años de vida.
Miguel León-Portilla es considerado el principal experto y exponente de nuestra cultura Náhuatl, ha estudiado los diversos códigos nahuas, los calendarios, y profundizado sobre las diversas producciones literarias de las variadas etnias precolombinas. Por la trascendencia de la obra escrita de León-Portilla, el presente mes será dedicado a conocer cuatro obras imprescindibles del destacado historiador y filósofo, y el primer libro comentado se titula: Los Antiguos Mexicanos, publicado por el Fondo de Cultura Económica.
El libro está integrado por cinco capítulos los cuales son: “Los milenios del México Antiguo, Itolaca y Xiuhámatl, Los cien años del pueblo del sol, Los seguidores de la antigua doctrina, Legado espiritual del México Antiguo.” La estructura en que están diseñados los temas facilita muchísimo la compresión de la lectura, porque el Doctor León-Portilla de una manera clara y sencilla nos va explicando el origen, pensamiento y desarrollo del mundo Náhuatl. El ejemplo es cuando en el capítulo primero nos explica desde la visión y creencia indígena, el nacimiento del universo.
“Para el pensamiento indígena, el mundo había existido, no una, sino varias veces consecutivas. La que se llamó “Primera fundamentación de la tierra”, había tenido lugar muchos milenios. Tantas, que en conjunto habían existido ya cuatro soles y cuatro tierras, anteriores a la época presente. En esas edades, llamadas “soles” por los antiguos mexicanos, había tenido lugar una cierta evolución “en espiral”, en las que aparecieron formas cada vez mejores de seres humanos, de plantas y alimentos. Las cuatro fuerzas primordiales – agua, tierra, fuego y viento (curiosa coincidencia con el pensamiento clásico de Occidente y del Asia) –habían presidido a esas edades o Soles, hasta llegar a la quinta época, designada como la del “Sol de movimiento.”
Una vez creado el actual universo con la aparición del quinto sol en movimiento, resulta interesante conocer la explicación de cómo el Dios Quetzalcóatl, creó y le dio vida al hombre moderno, de manera general puedo decirles que somos productos de los huesos de los hombres de las edades anteriores y del auto sacrificio realizado por Quetzalcóatl, quien como un cristo moderno derramó su propia sangre para nuestro resurgimiento.
En cada capítulo se encontrará el lector con una temática interesante, el hombre y su relación con los dioses, con la naturaleza, su alimentación, organización, etc. y desde un interés muy personal, resulta ilustrador como el Doctor León-Portilla nos enseña la aparición de un pueblo emblemático, llamado en el libro “El Pueblo cuyo rostro nadie conocía”, este pueblo es el Azteca, quien llegó del norte a habitar en el siglo XIII la región de Tenochtitlan, siendo al inicio un pueblo despreciado por los antiguos pobladores, y en poco tiempo se convirtieron en el pueblo dominador.
Sobre este punto el Doctor León-Portilla apuntó: “Son muchas las fuentes indígenas que tratan de la peregrinación y padecimientos de los aztecas o mexicas antes de llegar al Valle de México a mediados del siglo XIII d. c. La tradición de los viejos afirmaba que su dios, el numen tutelar Huitzilopochtli, les venía hablando, señalándoles el camino que habrían de seguir. Establecidos momentáneamente en Chapultepec, comenzaron pronto a ser hostilizados por la gente de Azcapotzalco. Se vieron forzados entonces a continuar su marcha, refugiándose en la región sur del lago. Llegados allí, hacia el año 1299 d. c., suplicaron al señor Coxcoxtli, rey de los culhuacanos, les concediera algún sitio donde pudiera establecerse. Los culhuacanos, accediendo, los enviaron a la región pedregosa de Tizapán, cerca de la actual Villa Obregón, al sur de la actual ciudad de México, con el propósito de que las víboras ponzoñosas, que abundaban en esa región, acabaran pronto con ese pueblo de rostro desconocido, los indeseables aztecas. Pero dice el texto que al llegar a Tizapán, a esa verdadera casa de serpientes: “Los aztecas mucho se alegraron, cuando vieron las culebras, a todas las asaron para comérselas.”
En este contante peregrinar, nos encontraremos que fue el pueblo Azteca quien impuso el rito de los sacrificios humanos, es por ello que al inicio fueron tan aborrecidos, porque eran vistos por los Toltecas como asesinos y desconocidos, aun así, el pueblo Azteca no dejó de luchar primero por su supervivencia y una vez conseguido esta, poco a poco fueron logrando una supremacía que llegó a consolidarse como el Imperio más poderoso antes de la llegada de los españoles.
Conocer la obra: Los Antiguos Mexicanos, es conocer parte importante de un pasado que si bien está muy distante, es parte esencial de nuestra cultura, El Doctor León-Portilla con sus investigaciones y profundos estudios, nos ha enseñado a través de sus libros lo que él atinadamente ha llamado: “Los rostros de una cultura”. Conocer a nuestros antepasados, nos ayudará a comprender nuestro presente, porque con diferentes nombres, hoy seguimos teniendo a nuestros odiados “Tlatoanis” en la política, y en la sabiduría a nuestro gran “Tlamatini”.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com