Cuando se utiliza la palabra herencia, naturalmente es para referirse a un pasado que forma parte de nosotros, y la herencia trae consigo derechos, pero también responsabilidades y obligaciones. Si la herencia es de un pasado cultural, los primero que se hereda es origen, identidad, es decir, hemos adquirido el derecho de un patrimonio cultural, al mismo tiempo se adquiere la obligación de conocer y preservar ese pasado, cuidarlo, difundirlo, y esto lo ha hecho toda su vida de manera brillante el Doctor Miguel León-Portilla, el ejemplo de lo antes señalado se encuentra en el libro: “Herencia Náhuatl”.
El libro fue publicado en 1999 por la Colección Biblioteca del ISSSTE, la obra está compuesta por los siguientes seis ensayos: “Conciencia histórica de los Nahuas, Concepción Náhuatl del arte, Las creaciones literarias, La educación entre los Nahuas, El ideal de la mujer, Bernardo de Sahagún y el rescate de la herencia Náhuatl.” A través de estos ensayos el lector de manera general podrá zambullirse en la cultura Náhuatl. En la conciencia histórica de los Nahuas, León-Portilla nos explica las grandes etapas en que se desarrolló esta cultura, iniciando con la formativa o preclásica, inmediatamente después explica el periodo clásico, teniendo como centro a la gran ciudad de los dioses Teotihuacán, posterior al periodo clásico surgieron de manera importante en Tula los Toltecas, y finalmente el arribo de los Aztecas, quienes llegaron a ser el gran pueblo dominador hasta la conquista de los españoles.
Conociendo de manera clara el surgimiento histórico de los Nahuas, León-Portilla manifiesta que el periodo clásico fue determinante en la influencia que tuvo en los futuros pobladores: “Teotihuacán, con sus pirámides, sus palacios, sus esculturas, sus maravillosas pinturas murales y una organización social, religiosa y política que debió ser admirable. Y debe subrayarse, aunque de paso, que el arte, arquitectura, pintura y escultura, de Teotihuacán influyeron para siempre en las creaciones de quienes vinieron después de ellos. Con Justicia se considera a este horizonte como clásico, ya que parece ser la raíz más honda de lo que después se llamó Toltecáyotl, o sea, el conjunto de las artes e ideales de los Toltecas.”
En el ensayo sobre la Concepción Náhuatl del arte, EL Doctor León-Portilla da la voz directa a los sabios indígenas como el pintor, el escultor, el cantor, el que trabaja las plumas, etc. transcribiré el ejemplo del texto sobre la concepción Náhuatl del artista.
“Toltecatl: El Artista.
El artista: discípulo, abundante, múltiple, inquieto. El verdadero artista: capaz, se adiestra, es hábil; dialoga con su corazón, encuentra las cosas en su mente. El verdadero artista todo lo saca de su corazón; obra con deleite, hace las cosas con calma, con tiento, obra como tolteca, compone cosas, obra hábilmente, crea; arregla las cosas, las hace atildadas, hace que se ajusten. El torpe artista: obra al azar, se burla de la gente, opaca las cosas, pasa por encima del rostro de las cosas, obra sin cuidado, defrauda a las personas, en un ladrón.”
El ensayo sobre las creaciones literarias explica que existían dos métodos principales, la oralidad y las figuras acompañadas de signos glíficos, al momento de la conquista parte de las creaciones literarias se llevaron al idioma castellano, sobre este punto León-Portilla señala: “Cuando se transvasó al alfabeto la rica literatura que se transmitía en forma oral o con auxilio de los códices, se rescataron algunos himnos sagrados, un gran conjunto de cantos, textos de narrativa legendaria e histórica, así como no pocos discursos. En los tres siglos de la Nueva España continuó produciéndose una copiosa literatura en náhuatl que en la actualidad está siendo estudiada. Hay allí otros cantos, obras de teatro, relatos, así como toda suerte de documentos, testamentos, alegatos jurídicos, cartas y comunicaciones, incluso algunas dirigidas a las autoridades y aun al mismo Rey de España.”
En el ensayo las creaciones literarias vienen algunos poemas que por ser largos no transcribiré en el presente artículo, sin embargo, al momento de su lectura se puede percibir un arte místico y moralizante, en lo místico por supuesto que la referencia central es Dios, y en lo moralizante hay unos consejos del padre a su hija que el Doctor León-Portilla obtuvo del Código Florentino, donde el padre se dirige a su hija de manera bella, noble, explicándole lo difícil que es vivir en el mundo, porque hay tristezas, hambres, engaños, dolor, etc. y por tal motivo, ella debe conducirse de manera recta, honrada, y comportarse como toda una mujer de familia, con principios morales y amor a Dios.
La posición de la mujer en el mundo Náhuatl, como históricamente ha sido en la mayoría de las culturas universales, es poco envidiable, sin derechos, cargada de hijos, aunque también existen antecedentes de padres amorosos, que cuidan a sus hijas de un mundo cruel, donde sólo los hombres buscan el placer de la mujer, es por ello que el padre le daba consejos a su hija sobre su visión realista del mundo en que le tocaba vivir: “Es menester que sepas como has de vivir, y cómo has de andar tu camino, porque el camino de este mundo es muy dificultoso, y mira hija mía, palomita mía, que el camino de este mundo no es poco dificultoso, sino espantosamente dificultoso.. Mira que no te deshonres a ti misma, mira que no te avergüences a ti misma, mira que no avergüences y afrentes a nuestros antepasados.”
Finalmente, leer Herencia Náhuatl es adentrarse a toda una cultura que se mantiene viva, porque la lengua Náhuatl no ha muerto y en gran parte se lo debemos a humanistas como lo es Miguel León-Portilla, quien comprendió la enorme responsabilidad de recibir una herencia tan rica y abundante, y hoy nosotros podemos conocer parte de nuestro pasado desde una lengua casi totalmente castellanizada, aún así, la lengua Náhuatl sigue luchando por su sobrevivencia.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com
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