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Agencia Imagen del Golfo

En la zona sur, Coatzacoalcos cuenta hoy con el mayor complejo petroquímico de Latinoamérica, la planta Braskem-Idesa, es solo la parte visible de un iceberg que involucró a más de 28 mil personas a lo largo de cuatro años.

El proceso constructivo del complejo Etileno XXI también dejó a la población veracruzana una cultura de prevención de accidentes laborales, que batió records internacionales. Una muestra de esto fue la obtención del Premio Dupont de Seguridad Industrial 2015.

“Lograr una cultura de seguridad y prevención de accidentes implica un esfuerzo conjunto de todas las personas que trabajan en la empresa, desde el equipo directivo hasta cada uno de los trabajadores, que deben estar en alerta permanente sobre los riesgos del entorno”, explica Caetano Rocha Lopes, a Imagen del Golfo, Responsable de Relaciones Institucionales del proyecto.

Etileno XXI fue construido por un consorcio liderado por Odebrecht Infraestructura Internacional, e integrado también por ICA Fluor de México y Technip de Italia, quienes a lo largo de estos años, lograron la excelencia en materia de seguridad dentro y fuera de empresa.

“Es cierto eso que dicen, que lo que bien se aprende, no se olvida. Todas las capacitaciones ofrecidas para prevenir enfermedades y accidentes laborales es algo que llevaran los integrantes a sus próximos empleos”, dice Rocha Lopes.

Fueron 3 millones de horas de capacitación en salud y seguridad laboral a lo largo de 4 años de construcción, es decir que un promedio de 3% de las horas trabajadas por cada persona se dedicaron a formación. Pero más que la cantidad de horas, lo que hizo la diferencia fue el tipo de gestión y los resultados de baja incidencia de accidentes.

“El programa integrado de gestión de Salud Seguridad en el Trabajo y Medio Ambiente que pusimos en práctica en el proyecto, ha sido desarrollado durante décadas dentro de los proyectos ejecutados por Odebrecht y es el resultado de una evolución del aprendizaje”, explicó Rocha Lopes.

El fundamento de este programa es que no basta con tener conocimiento técnico sobre los diferentes riesgos que implica el trabajo; de manera que el enfoque de las capacitaciones es emocional, donde cada persona debe traer a la conciencia los motivos que los llevan a trabajar cada día: la familia, las aspiraciones profesionales, el deseo de contribuir al desarrollo de su región, entre otras.

Los involucrados en construir el complejo petroquímico que será capaz de suplir más de la mitad de la demanda de polietileno de todo México parecen estar conscientes de que el trabajo por la seguridad, no terminan con la entrega de la obra, pues será responsabilidad de cada uno de ellos llevar el legado a sus nuevos proyectos profesionales y personales.