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EFE

Una nueva investigación demuestra que el eje de rotación de la Luna de la Tierra se movió por unos cinco grados hace aproximadamente tres mil millones de años, según la NASA.

La investigación sugiere que este cambio en la rotación de la Luna, conocido como “desplazamiento polar real”, estuvo provocado por las transformaciones experimentadas en su estructura interior hace miles de millones de años.

“La misma cara de la luna no siempre ha apuntado hacia la Tierra,” dijo Matthew Siegler del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, Arizona, autor principal de un artículo publicado hoy en la revista Nature.

Los científicos han especulado durante años sobre la posibilidad de que los cráteres con sombra permanente en el polo sur de la Luna podrían contener agua helada en la superficie, lo que explicaría la presencia de cantidades significativas de hidrógeno en esas regiones.

No obstante, otros expertos recuerdan que la ubicación de esos depósitos es incompatible con el lugar en el que se podría esperar la existencia de hielo, dado el actual entorno térmico de la Luna.

Los responsables de este nuevo estudio constataron que los depósitos polares de hidrógeno “se sitúan en las antípodas”, es decir, en una posición directamente opuesta entre ellos.

Si se trazara una línea entre ellos, explica el investigador Matthew Siegler, ésta pasaría justo por el centro de la Luna, al tiempo que se situarían a igual distancia de sus respectivos polos, aunque en direcciones opuestas.

Una sección transversal a través de la Luna, destacando el carácter antípoda de volátiles polares lunares (en morado), y cómo se trazan un poste de giro antigua. La reorientación de ese polo antigua giro (flecha roja) al polo actual de giro (flecha azul) fue impulsado por la formación y evolución de la Procellarum, una región en el lado cercano de la Luna asociada con una alta abundancia de calor radiogenic producir elementos (verde), el flujo de calor de alta y antigua actividad volcánica. Foto: James Tuttle Keane, Universidad de Arizona

Una sección transversal a través de la Luna, destacando el carácter antípoda de volátiles polares lunares (en morado), y cómo se trazan un poste de giro antigua. La reorientación de ese polo antigua giro (flecha roja) al polo actual de giro (flecha azul) fue impulsado por la formación y evolución de la Procellarum, una región en el lado cercano de la Luna asociada con una alta abundancia de calor radiogenic producir elementos (verde), el flujo de calor de alta y antigua actividad volcánica.
Foto: James Tuttle Keane, Universidad de Arizona

Esto demuestra, destaca, que la rotación actual del eje lunar ha variado en torno a unos cinco o seis grados y, de acuerdo con la magnitud y dirección de la reorientación, esa desviación podría estar causada por una anomalía térmica de baja intensidad.

Esta irregularidad tuvo lugar debajo de la cuenca conocida como Oceanus Procellarum (Océano de las Tormentas), situada en la cara visible de la Luna.

Científicos japoneses propusieron hace cuatro años que esa gigantesca región podría ser el cráter dejado por el impacto de un meteorito en los primeros años de la existencia del satélite natural de la Tierra, hace probablemente más de 4 mil millones de años.

En este sentido, Siegler y sus colegas señalan ahora que el Procellarum fue más activo, desde el punto de vista geológico, al comienzo de la formación de la Luna.

Por ello, sostienen que el “desplazamiento polar real” ocurrió hace miles de millones de años y que una gran porción de los citados depósitos de hidrógeno también son muy antiguos, lo que confirmaría la presencia de agua en el interior del Sistema Solar desde muy pronto.