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EFE

La economía mexicana no crecerá al 3 por ciento hasta la próxima década, a pesar de las reformas estructurales impulsadas por el Gobierno mexicano y los positivos ajustes al gasto público, dijo hoy el director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner.

“En el caso de México el crecimiento de producto está ligeramente por debajo del crecimiento potencial, que interpretamos que se va a ir acelerando gradualmente en los próximos años, producto de las reformas estructurales”, señaló al presentar el informe Panorama Económico Regional para América Latina y el Caribe.

Según los pronósticos de crecimiento más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), la nación crecerá un 2.4 por ciento este año, un 2.6 por ciento en 2017 y no será hasta el 2021 cuando lo hará en un 3.1 por ciento.

En una rueda de prensa en la Ciudad de México, afirmó que la situación en la economía internacional ha cambiado mucho de 2013 a la fecha, por lo que las perspectivas a nivel mundial se han revisado a la baja.

“Y México no ha sido la excepción”, señaló, y por ello el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se ha pospuesto.

Tras las reformas impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto en la primera mitad de su mandato, como la de Telecomunicaciones o la Energética, el Gobierno pronosticó crecimientos superiores al 3 por ciento.

Para este año el último pronóstico de la Secretaría de Hacienda se sitúa entre el 2.6 por ciento y 3.6 por ciento.

Respecto a la actividad económica en América Latina, el FMI dijo que este 2016 se contraerá 0.5 por ciento por segundo año consecutivo a causa del aumento de la volatilidad de los mercados financieros, un nuevo descenso en el precio de las materias primas y la debilidad de la demanda externa.

“En el Cono Sur las economías se han desacelerado más”, dijo Alejandro Werner.

La revisión a la baja del 0.5 por ciento en el crecimiento del PIB de la región, encadenará dos años de crecimiento negativo por primera vez desde la crisis de 1982-83.

El informe, correspondiente al mes de abril, destacó que para revertir la situación es necesario abordar las deficiencias estructurales y administrar las importantes transiciones actualmente en curso.

El FMI detalló que las previsiones negativas de crecimiento ocultan el hecho de que numerosas economías latinoamericanas siguen creciendo, “de forma moderada pero segura”, mientras que un reducido número de países, que representan aproximadamente el 50 por ciento del PIB de la región, se enfrentan a una recesión.

En este grupo de países cuya economía se contraerá en 2016, está Brasil, el gigante regional disminuirá un 3.8 por ciento; Venezuela 8 por ciento; Ecuador el 4.5 por ciento y Argentina el uno por ciento.

El documento presentado por el FMI también señaló que la región se ha visto “gravemente afectada” por el contexto de menor demanda externa, en gran parte por la desaceleración de la economía china, precios más bajos de las materias primas y el deterioro de las condiciones financieras, además de factores internos.

“Sin embargo, la recesión regional oculta el hecho de que la mayoría de los países sigue creciendo, de manera moderada pero segura”, dice el texto.

Por su parte, las expectativas de crecimiento para las economías caribeñas que dependen del turismo continúan siendo favorables, mientras que se deterioran para aquellas que dependen de las materias primas.

China continúa siendo el destino de entre el 15 por ciento y 25 por ciento de las exportaciones de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Venezuela, por lo que la desaceleración del sector manufacturero del gigante asiático ha reducido la demanda de exportaciones provenientes de América del Sur, aumentando el nivel de vulnerabilidad de las empresas latinoamericanas.

En el documento se advierte que las exportaciones de materias primas con tipos de cambio flexibles se enfrentan a grandes devaluaciones de las monedas frente al dólar de Estados Unidos. “Las depreciaciones en Brasil, Chile, Colombia, y México se encuentran entre los más grandes de los últimos 20 años”, indicó.

El FMI consideró “necesario” mejorar la eficiencia de la inversión pública en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe con el objetivo de modernizar la “deficiente” red de infraestructuras que ha lastrado tradicionalmente el crecimiento de la de la región.

Respecto a política monetaria, el FMI recomendó mantener una política monetaria acomodaticia en los países donde los bancos centrales gozan de credibilidad sólida y el traspaso de los ajustes del tipo de cambio a la inflación es limitado, mientras que en los países en donde las expectativas inflacionarias aumentan en el medio plazo los bancos centrales deberían “preservar su credibilidad”.

“Si no se resuelven estos desafíos, los pronósticos apuntan a que el crecimiento en America Latina y el Caribe se mantendrá por debajo de las tendencias históricas”, advirtió el organismo.

En su perspectiva global, la institución adelantó de que si la desaceleración China y el reequilibramiento de su actividad, junto a los débiles precios del petróleo y la transición liderada por Estados Unidos hacia unos tipos de interés positivos, no se afrontan con éxito, el crecimiento mundial podría seguir debilitándose, como ya advirtió en su informe sobre la perspectiva económica mundial.