El impacto a los mercados financieros mexicanos por la situación política en Brasil podría golpear la economía si se considera que ese país es para México el segundo destino de exportaciones en América Latina, sólo detrás de Colombia, mencionaron analistas consultados por SinEmbargo.
“La relaciones comerciales entre México y Brasil tendrá un impacto en la economía porque hay inversiones mexicanas en telecomunicaciones y en la industria automotriz, en ese sentido el tema para los inversionistas es de incertidumbre respecto al Estado de Derecho de ese país”, explicó Arturo Carranza Guereca, analista de Solana Consultores.
A Brasil le está tocando bailar con la más fea: no sólo está lidiando con un juicio político en contra de su Presidenta, sino que además padece la peor recesión económica en décadas.
El pasado miércoles, la mayoría de los senadores brasileños votó a favor de apartar temporalmente del cargo a la Presidenta Dilma Rousseff, para iniciar un proceso de juicio político.
Ahora las riendas del poder están en manos del Presidente interino, Michel Temer, quien debe enfrentar una crisis económica que es igual de grave a la crisis política generada por el juicio.
La economía brasileña, la séptima más grande del mundo, se contrajo un 3.8 por ciento el año pasado y el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que se contraiga al mismo nivel en 2016.
Brasil, un exportador de materias primas como azúcar, café, mineral de hierro, ha sido víctima de una caída en los precios de compra, en parte por el debilitamiento de la demanda generada por la desaceleración de la economía china.
La crisis política amenaza con empeorar la crisis económica. Un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras paralizó las relaciones comerciales entre la empresa privada y el gigante energético. La polarización política ha hecho difícil la conformación de alianzas y consensos políticos necesarios para adoptar medidas a largo plazo.
Analistas señalaron que la reacción inicial en los mercados financieros brasileños y emergentes tras la destitución de Dilma ha sido positiva, pero no borra la incertidumbre en los inversionistas por la situación política y económica del país.
Brasil es el segundo destino de exportaciones de México hacia América Latina, situación que podría afectar la economía.
Actualmente, México le vende a esa nación 3.8 mil millones de dólares (1.0 por ciento de las exportaciones totales), y las empresas mexicanas han invertido en ese país sudamericano con los años cerca de 50 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía (SE).
Kof, América Móvil, Alsea, Bimbo, Rassini son ejemplos de empresas mexicanas con actividad empresarial en Brasil que ya han resentido los efectos negativos por la difícil situación económica brasileña.
“Empresas como América Móvil, Femsa, Bimbo se verán afectadas”, opinó Jorge Gordillo Arias, director de Análisis Económico del CI Banco.
Para Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY), hay dos vertientes de las cuales la crisis brasileña le puede afectar a México: uno es a través del comercio y otro por las inversiones.
“Las inversiones que México tiene en Brasil son en tres sectores: alimentos y bebidas (donde están las compañías de Bimbo y Femsa), servicios (América Móvil) y petróleo (Mexichem). “Si vamos por sectores yo creo que el sector automotriz se verá más afectado, seguido por el de bebidas y telecomunicaciones”, explicó el especialista.
Si bien la moneda mexicana y las tasas de interés se han movido más por el comportamiento del precio internacional del petróleo y de la economía estadounidense, las empresas mexicanas que se han aventurado a vender sus productos o servicios a Sudamérica, en especial a Brasil, si se han visto afectadas por la debilidad económica del gigante sudamericano.
Mario Ojeda, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mencionó que la crisis actual de Brasil afecta a México, pues ambos países pertenecen a la misma región, por lo que esta situación manda señales de desconfianza en la inversión pública y aleja a los capitales de las economías emergentes como la mexicana.
“La situación en Brasil, además, podría tener otras repercusiones en territorio mexicano debido a la percepción de que nuestra clase política está involucrada en temas de corrupción”, indicó.
“Es factible que se dé un efecto de imitación, como movilizaciones sociales similares”, añadió.
EL MOMENTO DE MÉXICO
Por otro lado, los expertos coincidieron en que la situación política y económica en Brasil abre una oportunidad para que México logre diferenciarse favorablemente entre los inversionistas. A pesar de las dificultades, México muestra una mayor estabilidad económica y política que la mayoría de las economías emergentes.
“Es una oportunidad para que México ocupe espacios en los que compite con Brasil, doy ejemplo en la producción de automóviles. Después de Brasil México es la economía más importante de América Latina”, refirió Carranza Guereca.
Para Jorge Gordillo Arias, de CI Banco “México tiene una oportunidad con la crisis de Brasil para convencer al mundo de que está mejorando”.
Brasil está en el puesto 116 de 189 países de la lista del Banco Mundial (BM) de los lugares más fáciles para hacer negocios.
“El sistema impositivo es tan disfuncional que los brasileños necesitan un estimado de dos mil 600 horas al año para preparar su declaración de impuestos y pagarla”, dice el reporte Banco Mundial, muy lejos de Bolivia, por ejemplo, que gasta un promedio de mil 25 horas y de Estados Unidos, con 175 horas.
A pesar de la crisis que atraviesa Brasil, los inversionistas ven el tema de la destitución de Rousseff como favorable por dos razones: ven que en Brasil existe un sistema oportuno de rendición de cuentas al más alto nivel y que el Vicepresidente Michel Temer, quien entró de forma interina para dirigir al gobierno, tiene más tendencias y convicción de derecha, lo que podría traducirse en políticas más pro-mercado para buscar recuperar el dinamismo económico del país sudamericano.