En las llanuras del Sotavento hay un pequeño municipio que encendió las alertas del Veracruz que ocupa el primer lugar a nivel nacional en diabetes y obesidad. Nutriólogos veracruzanos detectaron el mayor número de casos –hasta ahora registrados- de obesidad mórbida en La Mixtequilla.
Aunque los primeros estudios revelan que una persona de este lugar ingiere hasta 4 mil calorías diarias cuando el promedio de alimentación debe ser de 2 mil calorías para la mujer y 2 mil 500 para el varón, hasta el momento no hay un diagnóstico preciso sobre si pudiera tratarse de un mal congénito o provocado por otros factores, según los habitantes.
En el centro de Ignacio de la Llave -un municipio con 17 mil 121 habitantes (INEGI 2012)- vive Elba, una mujer de 34 años de edad que pesa 163 kilogramos.
En las fotografías que busca Ricardo -su esposo- con desesperación arriba del ropero, escondidas como si fuera un crimen conservarlas, se observa a una persona alta, fornida y sonriente, distinta a la que permanece postrada en una cama desde hace tres años y tres meses. Pero es la misma y tiene miedo de morir donde se encuentra. Ella pide ayuda para ser trasladada a un hospital pero hasta el momento no ha obtenido respuesta.
–Tengo tres años sin que me dé el sol, el aire –dice desesperada la mujer que prohibió todas las visitas ajenas a su círculo familiar por miedo a la burla. Y continúa – le digo a Ricardo: parece que estoy presa–.
Elba tiene diabetes, obesidad mórbida y el Síndrome de Cushing que le ha adelgazado la piel al extremo de que se le noten las venas como si se viera a través de un papel transparente.
El calvario de Elba
Hace cuatro años que la vida le cambió. Una ulceración en ambas piernas la mantuvo hospitalizada por meses y para cuando regresó a su casa no pudo volver a ponerse en pie. Las piernas se le vencían, fue entonces que se postró.
Sobre su costado derecho, cubriendo media cama king size con su cuerpo, Elba da cuenta de su propio calvario.
“Ya me fastidié de estar encerrada, ya tengo dificultades para respirar, a mí me dijo el doctor que tanto el corazón como los pulmones son los que no me iban a aguantar si seguía subiendo de peso. Yo quiero que me internen porque quiero que me atiendan, tiene mucho tiempo que no me revisa el especialista que necesito”, clama desesperada por ayuda.
Elba fue encontrada hace meses por un grupo de especialistas del Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, liderados por el jefe del área de Nutrición, Roberto Muñoz Joachín.
-A ella se le hizo una evaluación a través de ultrasonido y se pudo ver muchos órganos, su hígado, páncreas, riñones y vemos que hasta el momento no están comprometidos, lo que sí tenemos es una obesidad mórbida y que sí necesita mucho ella de que se le dé el apoyo en cuanto a facilitarle la circulación y eso es a través de ejercicios de fisioterapia- explica Muñoz Joachín, especialista en Nutrición -tenemos buen pronóstico con ella. Tenemos como 25 kilos disminuidos-.
La obesidad mórbida no cambio únicamente la vida de Elba sino la de su esposo Ricardo, un hombre corpulento que pesa sólo 10 kilos menos que ella pero que atribuye su elevado peso a la estatura.
Él, que era un conductor de transporte urbano en la ciudad de Veracruz, dejó su trabajo para dedicarse por completo a su esposa. Ahora recorre Ignacio de la Llave y los pueblitos cercanos comercializando jugo de caña, artículos por catálogo y los bordados que hace Elba en el transcurso del día para poder mantenerla.
En la pantalla que está a un costado de su cama y que le hace compañía la mayor parte del día con las telenovelas mientras le hace ropa a las muñecas de sus sobrinas, Elba encontró una esperanza.
Su motivación
Kilos Mortales (My 600-lb life) de la cadena de televisión Discovery le mostró la historia de una mujer que pesaba más de 220 kilos y logró alcanzar una figura de 90 kilogramos aproximadamente.
-¡A mí me motivó mucho, yo dije: eso es increíble, pensé que se iba a morir… ya no me trauma, acabo de ver que sí se puede. Si me lo cuentan no lo creo!, platica emocionada una y otra vez.
Elba tiene la esperanza de poder caminar hasta la casa de su mamá, de visitar un centro comercial en Veracruz, de usar falda y ropa interior, de ya no tener que bañarse sobre la cama ni hacer sus necesidades en un cómodo. Elba tiene ganas de vivir.
Ricardo teme tanto por la vida de su mujer que se proyecta en una especie de médico empírico que investiga las enfermedades por internet y es capaz de identificar los síntomas con los de su esposa.
“Yo tengo miedo porque su enfermedad si no tiene tratamiento vamos derechito a la muerte. Su piel ya ve como se está poniendo, los huesos se le van a volver osteoporosis, entonces un mal jalón que yo le dé le puedo quebrar una pierna, le puedo quebrar un brazo, la clavícula. Lo que esa enfermedad provoca es la pérdida de sueño, descontrol de su menstruación, caída de cabello, a veces le sale barba, muchas anormalidades, tiene desprendimiento de retina en el ojo izquierdo”, sentencia.
El mal de la Mixtequilla, grasa y motonetas
Hace cinco años que en Piedras Negras, municipio de Veracruz, ubicado a sólo 23 kilómetros (media hora en carro) de Ignacio de la Llave inauguraron una concesionaria de motocicletas de Elektra.
Ante la oferta, los habitantes de la Mixtequilla iniciaron paulatinamente el cambio de lo que antes era un pueblo donde sus habitantes se trasladaban en bicicleta a uno donde hasta a la cola de las tortillas llegan ancianitos de botas y sombrero manejando una motoneta.
Frente a la carnicería y a las tienditas de la calle principal la compra creciente de estos vehículos se hace evidente.
Las filas de motocicletas estacionadas en batería bajo las aceras principales dan cuenta de ello.
“Hicimos una encuesta en 100 casas de Tlalixcoyan con nutriólogos de la Universidad Veracruzana y del hospital y nos encontramos que consumen muchos alimentos ricos en grasa, mucha manteca, mucha carne de cerdo, demasiada mantequilla. También vimos que las personas no tenían actividad física, que andan mucho en motocicletas y eso también está provocando que no tengan actividad, no ponen su cuerpo en movimiento”, especificó Roberto Muñoz Joachín, jefe del área de Nutrición del HAEV.
Comprar una motocicleta es fácil para los habitantes de la zona, pues los precios son bastante accesibles. Las motocicletas de Italika tienen costos desde los 13 mil 500 pesos.
“Te dan crédito y ahí vas poco a poco pagando”, aseguran los lugareños.
Sin embargo, en la zona también es común la alimentación cargada de grasas saturadas. Los desayunos, comidas y cenas son ricas en calorías.
Los habitantes de la Mixtequilla acostumbran el consumo de antojitos, longaniza, chorizo y mantequilla.
“Bueno, alimentos que tienen muchas grasas saturadas y siempre hemos dicho que la cantidad tiene que ver… Ese consumo excesivo de calorías que son de cuatro mil diarias está provocando ese tipo de obesidad por la parte de La Mixtequilla”, especificó el especialista.
Hasta 50 kilos engordé en un año: Lucy
Lucía, una mujer de 44 años que pesa 250 kilogramos respalda las declaraciones de Muñoz Joachín.
-Mira manita, hay unos que por enfermedad pero también hay unos que comen mucho, se comen tortillas con cueritos a medio cocer en una paila y una coca y caguama y pa’ dentro, y todos los días ¿cómo no van a engordar así? No quieren (comer bien) las verduras las hacen a un lado.
Lucy es hasta el momento el peso más elevado que se ha registrado en un paciente de Ignacio de la Llave y del estado de Veracruz.
-Yo empecé a engordar a los 35 años porque me enfermé de la tiroides, empecé a engordar de 10, 20, 30 kilos, hasta 50 por año hasta que yo me di cuenta porque le dije: mami, qué me pasa que hago dieta y no enflaco y en vez de enflacar voy para arriba y pa’ arriba y pa’ arriba-.
Lucy, según su diagnóstico médico, al igual que Elba tiene el síndrome de Cushing y una fijación por utilizar productos naturistas para bajar de peso.
“Por medio de que salí en un video (en una televisora local) la presidenta de Herbalife me ofreció el producto regalado y con ese producto yo bajé 14 kilos, con dietas y con eso”, platica emocionada.
Lucy laboraba como conserje en una escuela del municipio. Su peso fue incrementando el tamaño de su cuerpo hasta que su vientre se desprendió y alcanzó a sus extremidades inferiores. Ya no pudo hacer su trabajo y eso la deprimió.
“Me cansaba, un día me tiré a la cama, me sentí morir, toqué fondo y yo decía: señor ayúdame porque pues mi mamá está diabética, está enferma de un brazo, mi papá está enfermo de sus piernas, yo digo: quién me va a ayudar a mí, señor ayúdame. La primera persona que me venga a ayudar de ahí me voy a echar mano.
“Parece mentira pero Dios es tan grande que un día tocaron la puerta, vino una maestra que las mandó la presidenta del producto de Herbalife y me trajeron todo ese producto regalado por tres meses. Ella vio que le puse interés, que fui bajando y me lo ofreció por un año.”
La televisión, su mundo
La situación en la que se encuentra hace que Lucy se desespere pero por momentos toma confianza en sí misma y se da ánimos de poder salir adelante, aunque el proceso sea demorado.
Ella, al igual que Elba, tiene ilusiones de ser encontrada por un cirujano que tiene un programa en Estados Unidos y que es transmitido por servicio de cable.
“Ahí en Houston hay un doctor, no sé si hayan visto ese programa, que si yo tuviera dinero ese doctor no lo piensa dos veces y me hacen una operación rapidísimo. Ay diosito me gusta verlo porque me anima, sí se puede, si otros pueden por qué yo no voy a poder. Hay una señora que está más gorda que uno y la pusieron de ciento y pico y pesaba 460 y tantos kilos y con esa operación bajó y era diabética pero es una chulada de operación que hace ese doctor”, platica.
Ella ha desarrollado un trastorno con su sueño, hay días que se la pasa durmiendo y noches llenas de insomnio.
Ella sabe que su obesidad puede ser hereditaria pues los hermanos de su papá pesan entre 150 y 200 kilogramos. Tiene primas a las que ella llama “gordas y obesas” que están enfermas de la glándula tiroidea.
Teletón para obesos
Lucy asegura que con el problema de obesidad que hay en México es urgente que existan espacios para tratar a pacientes con su complexión, pues a ellos las camas comunes de hospital no los soportan.
Ella propone la construcción de un hospital auspiciado como los Centros de Rehabilitación de Teletón que atiendan a pacientes con obesidad mórbida.
“Aquí en México en el país deberían de hacer eso, hay mucha gente obesa que está muriéndose, estamos saliendo del clóset. Deberían de hacer uno para la gente obesa porque eso hace falta en México, un centro de esos donde uno vaya y haya camillas grandes, sillas de ruedas grandes, y no lo hay aquí”, propone.
Infraestructura hospitalaria es endeble para ellos
El caso de Noé, un chico de 26 años de edad, oriundo de la comunidad El Cocuite, perteneciente al municipio de Tlalixcoyan, da cuenta de la problemática que señala Lucy.
Cuando él llegó al Hospital de Alta Especialidad de Veracruz con una infección en las piernas por problemas en su sistema circulatorio las camillas debieron adecuarse para poder atenderlo.
Noé llegó pesando 209 kilos cuando solicitó la atención y fue el primer caso de obesidad mórbida que se descubrió en la Mixtequilla, ahora ya son cinco los casos que se han detectado en esa zona.
Lilia Rossete habla por Noé, un joven con el síndrome de Prader- Willis y problemas en el habla. El que 10 días después de ser dado de alta se quedó postrado en su cama y fue declarado en agonía por una médico local sin saber que horas más tarde despertaría como si nada.
“Siempre hemos sabido que tiene problemas de obesidad porque siempre ha estado con nutriólogo. Él tiene problemas para comunicarse, no habla, sólo dice groserías cuando se enoja”, dice entre sonrisas su mamá.
Noé es el hijo más pequeño de una familia de cinco. Es el único que vive con sus padres y que cuida de las gallinas y los pollitos que tiene Lilia.
“Estuvo hospitalizado 27 días y tras haberlo dado de alta regresó y estuvo 22 días más por los pulmones, que con la misma obesidad no le funcionaban bien los pulmones
De hecho lo mandaron para acá pero con un aparato, un ventilador chiquito para que pueda respirar de noche pero ya tiene días que no lo necesita porque ya ha estado bajando de peso”, recuerda su mamá.
Noé y su familia hablan poco, desde afuera de su casa de madera con techo de palma platican sobre sus estudios en la primaria cuando vivía en la Ciudad de México y el taller de cocina que concluyó después de graduarse de sexto grado.
Noé mantiene una dieta controlada por una brigada de especialistas del HAEV, su salud se ha mantenido estable durante los últimos meses, casi siempre está de mal humor pero hay un pensamiento que le alegra el día. Tiene la ilusión de ser chef.