El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, anticipó que la participación de los atletas rusos en los Juegos Olímpicos de Río 2016 se vería afectada por el presunto encubrimiento de dopaje en Sochi 2014.
El dirigente y el COI recibieron denuncias sobre un laboratorio acreditado por la Asociación Mundial Antidopaje (AMA), donde supuestamente se alteraron pruebas positivas a atletas rusos en los Juegos Olímpicos de invierno Sochi 2014.
Por medio de una carta, Bach explicó que esta acción podría traer prohibiciones olímpicas de por vida para cualquier implicado o la suspensión de todas las federaciones nacionales, como le ocurrió a la Federación rusa de Atletismo, castigada por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).
Enfatizó que el organismo olímpico tendrá que decidir entre la responsabilidad colectiva y la justicia individual, ya que la indagación a la justa invernal debería arrojar las pruebas de un sistema organizado que contamina otros deportes.
“Con todas estas medidas dentro de nuestra política de tolerancia cero, demostramos que la protección de los atletas limpios de dopaje, corrupción, todas las clases de manipulación y sospecha infundada está en el corazón de nuestros esfuerzos”, aseguró el dirigente.
Incluso, el Comité ya comenzó a examinar nuevamente muestras específicas cosechadas en los Juegos Olímpicos Beijing 2008 y Londres 2012, para adecuarlas a los últimos estándares científicos disponibles.
Los afectados tendrían que comprobar que su registro de prueba internacional e independiente es aprobado de acuerdo a las reglas de su federación y el código contra el dopaje mundial, procurando una igualdad de condiciones con sus competidores.
Otra medida data de octubre de 2015, cuando el COI solicitó que el sistema contra el dopaje entero sea independiente de las organizaciones de deportes y, en el caso de la justa veraniega en Río de Janeiro, el encargado de supervisar sería el Tribunal de Arbitraje para el Deporte (TAS).