En el marco de la Feria de la Divulgación Científica, convocada por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (Concyteq), el Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Juriquilla, llevó a cabo una serie de actividades con el fin de concienciar a los asistentes sobre la importancia de mantener un cerebro saludable.
La responsable de Difusión y Divulgación de las Actividades Científicas del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Patricia García Horsman, destacó que, además de una alimentación adecuada —que aporte las vitaminas y minerales para la actividad cerebral—, y las actividades físicas, a través de ejercicios relajantes como andar en bicicleta, nadar o caminar, se requiere otro tipo de dinámicas que promuevan la salud del cerebro.
“En nuestra vida también necesitamos ejercicios específicos para nuestro sistema nervioso para aprovechar su plasticidad. Nuestro cerebro cambia y se fortalece cada vez que aprendemos algo nuevo; hay neurotransmisores que se modifican, así como nuestras dendritas, se generan más espinas dendríticas, que son las que crecen cuando se generan nuevos conocimientos. Con ese tipo de conexiones podemos corroborar la comparación que se hace del cerebro con un músculo, en el sentido de que es importante ejercitarlo para mantenerlo sano durante más tiempo en la vida”, puntualizó.
Una vida saludable
García Horsman indicó que otra de las ventajas que ofrece ejercitar el cerebro es que puede retardarse la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Huntington, Parkinson y Alzheimer, y que otra alternativa de ejercitarlo es salir de las rutinas que son parte de la vida diaria de las personas.
“Es muy importante hacer cosas nuevas. Los niños, por ejemplo, cuando pierden sus juguetes tienen que hacer el esfuerzo de pensar dónde los dejaron. Con la edad buscamos tener todo acomodado y en orden, para que las actividades que realizamos diariamente sean más rápidas y en automático; hasta cuando conducimos nuestros autos tenemos programadas en automático las rutas para dejar a los niños a la escuela, ir a estudiar o trabajar. Lo que recomendamos en el Instituto de Neurobiología es exactamente lo contrario; hay que cambiar de lugar las cosas, modificar su ubicación y utilizar vías alternas al conducir; todo eso genera un esfuerzo mental para procesar información nueva. Por desgracia habituamos a nuestro cerebro a las rutinas y no lo ejercitamos a través de algo cambiante o novedoso”, apuntó.
La responsable de Difusión y Divulgación de las Actividades Científicas destacó que otra de las finalidades del Instituto de Neurobiología de la UNAM es contrarrestar el mito de que con la edad se pierden las capacidades de aprender, que, dijo, ha limitado a muchas personas de edad avanzada a desarrollar actividades que pueden ejercitar y fortalecer su cerebro.
“En muchas ocasiones escuchamos comentarios como ‘yo ya estoy muy viejo para aprender’, entre otros, y eso no es algo cierto. El cerebro puede aprender cosas toda la vida, incluso hay estudios en los que se asegura que el cerebro tiene capacidad de vivir 120 años. Por eso es importante que las personas de edad avanzada también ejerciten su cerebro a través de actividades como el ajedrez, dominó, aprender canciones o a tocar algún instrumento, jugar con sus hijos y nietos o simplemente platicar con otras personas. Establecer nuevas relaciones interpersonales también es excelente para el cerebro. Ejercitarlo diariamente mejorará nuestra calidad de vida en el futuro”, finalizó.