El Papa Francisco clamó hoy contra la “paradoja” de la existencia de obstáculos tanto económicos como políticos en las ayudas para luchar contra el hambre mientras que las armas circulan libremente.
Esta fue la dura crítica que lanzó el pontífice en su primera visita a la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA), organismo de Naciones Unidas que se encarga de distribuir la ayuda alimentaria.
Francisco llegó a las 09.05 hora italiana (07.05 GMT) a la sede de la PMA a las afueras de Roma y visitó las instalaciones y saludó a los funcionaros y sus familias, acompañado por la directora de la agencia, Ertharin Cousin, la embajadora en Guatemala y presidenta de la Junta Ejecutiva del organismo, Stephanie Hochstetter Skinner- Klée, y por el observador Permanente del Vaticano en esta sede, el español Fernando Chica Arellano.
En su discurso ante los Estados que conforman la Junta Ejecutiva del PMA, Francisco hizo notar el “extraño y paradójico fenómeno” de que mientras “las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no”.
“No importa de dónde provengan, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo”, aseveró.
Y afirmó entonces, que “de este modo, son las guerras las que se nutren y no las personas. En algunos casos el mismo hambre se utiliza como arma de guerra”.
“Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos. En eso ustedes tienen un papel fundamental”, indicó.
En otra de las partes de su discurso, Francisco lamentó cómo “la excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la “naturalización” de la miseria”, y que esto hace que “poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo “natural”.
“Dejémoslo claro, la falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente”, clamó.
Y destacó que “en pleno siglo XXI que muchas personas sufran este flagelo se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una “mercantilización” de los alimentos”.
Lamentó cómo el acceso a los alimentos se “ha convertido en privilegio de unos pocos” y que el consumismo “nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento”.
“Nos hará bien recordar que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre” e instó a “identificar vías y modos que, afrontando seriamente tal problemática, sean vehículo de solidaridad y de compartición con los más necesitados”.
Francisco dijo que el PMA “tienen un papel fundamental” para eliminar las trabas burocráticas a la lucha contra el hambre pues, dijo, “necesitamos verdaderos héroes capaces de abrir caminos, tender puentes, agilizar trámites que pongan el acento en el rostro del que sufre”.
El pontífice argentino también lanzó un llamamiento para que “los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines” y “con el Programa Mundial de Alimentos para que este, no solamente pueda responder a las urgencias, sino que pueda realizar proyectos sólidamente consistentes”.
A los funcionarios del PMA, “les animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los retraigan”.
“Necesitamos soñar y necesitamos soñadores”, dijo el papa a los funcionarios para que “continúen trabajando con entusiasmo y así la semilla de la generosidad pueda germinar con fuerza”.
Antes de concluir su visita, Francisco improvisó unas palabras ante los funcionarios reunidos en el exterior de la sede y aplaudió su trabajo en la sombra para paliar el hambre e invitó a no olvidar a aquellos que han perdido la vida realizando esta labor.