El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que no existen pruebas claras para afirmar que la matanza perpetrada este domingo en Orlando, Florida, estuviera “dirigida” por extremistas ni que formara parte de un plan terrorista de mayor escala.
Calificó la masacre como “un claro ejemplo del extremismo autóctono que nos tiene preocupados desde hace tiempo”.
Tras una reunión con el director de la agencia federal James Comey entre, Obama afirmó que el FBI cumplió todos los protocolos durante las dos investigaciones realizadas a Omar Mateen, presunto autor de la mayor matanza en Estados Unidos desde los atentados del 11-S.
El equipo de seguridad nacional que además de Comey integran, la fiscal general adjunta Sally Yates, Charles Johnson, secretario del DHS, y Nicholas Rasmussen, director NCTC, en la Casa Blanca para conocer los últimos avances de la masacre, en la que fallecieron 49 personas.
Y agregó: “debemos asegurarnos de que no sea tan fácil conseguir armas para una persona que quiera hacer tanto daño”.
Obama aseguró que las investigaciones, centradas en el ataque como “un acto de terrorismo”, aún no han determinado cuáles fueron las motivaciones del presunto autor de la matanza, pero dijo que según los datos recabados se trata de un caso de “terrorismo autóctono” o doméstico.
“El tirador estaba inspirado por información muy extremista a través de internet”, aseguró el mandatario, que comparó la situación con lo ocurrido en San Bernardino, California, a finales del pasado año, cuando una pareja también influenciada por esta ideología acabó con la vida de 14 personas e hirió a otras 22.
Omar Mateen había sido investigado en dos ocasiones por el FBI y, según fuentes de la agencia federal, realizó dos viajes a Arabia Saudita, uno de ellos en 2012.
Al año siguiente, la agencia de seguridad fue alertada por los “comentarios inflamatorios que hizo a sus compañeros de trabajo en los presumía de posibles lazos terroristas”, según reveló este lunes Roland Hopper, agente del FBI en Orlando.