La música es una herramienta que además de entretenimiento sirve como un agente rehabilitador, pues permite compartir el placer con otras personas, al tiempo que trabaja con su cerebro y cuerpo. Es por ello que el Centro de Rehabilitación e Inclusión Social de Veracruz (CREEVER) utiliza la música como parte de la rehabilitación.
A través del taller de estimulación musical se apoya a niñas, niños, adultos y, sobre todo, a adultos mayores con problemas de Parkinson y Evento Vascular Cerebral (EVC). Esto consiste en el uso de la música y sus elementos (ritmo, melodía, armonía y timbre) con finalidades terapéuticas, favoreciendo la comunicación, autoestima y el estado de ánimo de los pacientes.
La encargada del taller, María Magdalena Alemán Báez, explica que se utilizan distintos temas y trabajos en el área musical; “vemos rítmica, notas musicales tanto en el pentagrama como en el cuerpo para que ellos vayan ejercitando su motricidad de los pies, rodillas, piernas, cintura, codos, hombros y brazos, hasta la cabeza”.
De esta manera se aportan beneficios cognitivos, físicos y socio-emocionales, lo que ayuda a mantener o mejorar las habilidades verbales. Mediante actividades rítmicas se contribuye a la inteligibilidad del lenguaje, sobre todo en aquellos adultos mayores con EVC.
También se estimula la memoria a varios niveles, a corto y largo plazo, la atención y a conectar a la persona con la realidad; es decir, actúa como un estímulo sensorial, favorece el equilibrio y la coordinación de los movimientos.
“El taller se realiza con el objetivo de que ellos logren tocar una pieza musical muy sencilla, ejercitando su movimiento corporal o también que canten una canción o vocalizaciones, y les sirve a entrar en confianza y ser más sociables”, explicó.
Para Aurelio Peña Galván, de 80 años de edad, el curso es también un espacio de convivencia con sus compañeros y amigos, donde se aprende música y mejoran cada día. “Me dio un derrame que me durmió toda la pierna y el brazo derecho, estoy tomando muchas terapias, pero ésta y el baile son de mis preferidas”, comentó el originario de Emiliano Zapata.
Aurelio es un señor muy alegre; pese a que va recuperando su movimiento poco a poco, su actitud es muy positiva y contagia a sus compañeros; “entré a este taller y estoy muy contento, nos tienen mucha paciencia para enseñarnos y rehabilitarnos… a mí me gusta hacer de todo, bailo danzón y lo que me pongan”.
Esta es una de las tantas actividades que realiza el CREEVER, que a seis años de haberse fundado, innova para ofrecer más servicios que mejoren la calidad de vida de los usuarios.