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Para quienes prefieren fabricar sus medicamentos con hierbas, una formación mínima y conocimientos de botánica y de fitoterapia o medicina basada en hierbas, son requisitos esenciales. Esto permitirá obtener los mayores beneficios de las plantas y evitar riesgos. Elegir bien y saber cómo utilizar la parte de una planta o la planta completa es fundamental. Desde su cultivo pasando por su conservación y preparación es necesario conocer cada paso y no dudar en consultar a un profesional calificado.

Plantas medicinales: del cultivo a la conservación

El cultivo de plantas medicinales utilizadas para las preparaciones magistrales farmacéuticas o para la fabricación de medicamentos a base de plantas está sujeto a normas muy estrictas. La elección de los lugares, las condiciones de cultivo, el cuidado de las plantas, la cosecha y las condiciones de conservación y almacenamiento están rigurosamente controladas por las autoridades sanitarias y agrícolas.

Cultivar las hierbas en casa

Por supuesto, nadie va a controlar tu pequeña producción si decides cultivar plantas con propiedades medicinales en casa. Sin embargo, hay que hacer uso de un mínimo de sentido común y precaución. Antes de empezar a cultivar será de gran ayuda consultar bibliografía sobre el tema y pedir consejo a alguien con experiencia en este campo, como un experto en botánica o un farmacéutico, para poder elegir las plantas adecuadas.

Una vez que tienes identificadas las plantas, las puedes cultivar en casa, ya sea en macetas o directamente en la tierra. Pero ¡cuidado! Asegúrate de que la tierra esté libre de contaminantes o agentes potencialmente tóxicos. Para ello, selecciona una tierra certificada orgánica y si decides plantarlas en el jardín, elije lugares al abrigo de cualquier desecho animal, especialmente si tienes mascotas. La exposición al sol también es importante. Infórmate sobre las necesidades de las plantas en cuanto a luz y sombra para poder escoger el lugar adecuado según el caso. La época del año para el cultivo y la cosecha también es importante para obtener un mejor rendimiento y una calidad óptima.

Coger las plantas en la naturaleza

Si optas por la cosecha en plena naturaleza, asegúrate de que la planta que coges es la que buscas, que esté en buenas condiciones y que no se trate de una especie protegida para no tener problemas con las autoridades. Es preferible cogerlas temprano en la mañana, evitando las horas de calor. Además, para evitar los contaminantes, no las cojas a los lados de rutas, carreteras principales o caminos transitados ni en el campo. Coge únicamente la parte o partes de la planta que serán útiles y no excedas la cantidad que necesitarás.

Preparar la planta

Una vez que has eliminado las partes dañadas y el exceso de humedad de la planta o las partes que necesitarás –más comúnmente tallos y raíces–, deberás ponerlas a secar extendidas en una sola capa en una habitación seca y ventilada, o directamente al sol. Las flores y la corteza son las partes más difíciles de conservar.

Conservar la planta

Una vez la planta o las partes completamente secas, las colocarás en una bolsa de papel o en una caja de madera o porcelana bien cerradas pero no herméticas. Para la conservación hasta que llegue el momento de utilizarlas, escoge un lugar fresco y seco.

Utilizarla bien: de la preparación al consumo

Antes de comenzar la preparación, averigua la cantidad exacta de planta y el volumen de líquido o disolvente requeridos como también la cantidad que deberás ingerir y la duración del tratamiento.

Las tres preparaciones básicas

Existen tres modos diferentes de preparaciones de base. Algunos expertos botánicos y farmacéuticos agrupan estas tres preparaciones básicas bajo el nombre genérico de tisanas. Hablamos de infusión, decocción y maceración.

La infusión es la más fácil y rápida. Puedes poner la planta en el agua a punto de hervir o verter el agua hirviendo en ella. Después de hacer la infusión, la cubres y la dejas reposar durante un tiempo que variará, en función de la parte de planta utilizada, de unos pocos minutos a aproximadamente una hora.
La decocción consiste en dejar la planta o parte de la planta en agua hirviendo durante períodos más largos, de 10 minutos a varias horas. Este proceso se utiliza para partes más densas como tallos, cortezas o frutas. Algunas decocciones se preparan con vino.
La maceración consiste en poner en contacto la planta con un líquido a temperatura ambiente (agua, vino, alcohol o aceite). El tiempo de maceración varía de 30 minutos a varias semanas dependiendo de la planta o la parte de esta que se haya utilizado, del líquido empleado y del uso que se le dará a la preparación.
Otros tipos de preparación

Proceden de la maceración, por lo general con alcohol, pero algunas veces con otros disolventes como el éter.

Las tinturas vegetales proceden de las plantas secadas con alcohol, por lo general con una relación planta / alcohol 1/5. El grado alcohólico final es de 60 ° a 70°. Las tinturas madres, más concentradas, se utilizan en homeopatía.

Las alcolaturas se obtienen por maceración de la planta fresca en alcohol. Su concentración es menor que el de las tinturas madres y su conservación es de corta duración.

Los extractos se obtienen después de la evaporación de una sustancia extractiva como la decocción o la tintura. Pueden ser de consistencia sólida, semilíquida o líquida.

También es posible preparar las plantas en forma de polvo, pero el procedimiento es laborioso, ya que requieren, además del secado, una molienda fina realizada en mortero o con ayuda de un molinillo y el tamizado. Además, la estabilidad de los polvos caseros es relativa y su vida media de duración más corta que la de los medicamentos de fitoterapia.

Usos de las plantas medicinales

Hay que tener en cuenta que un medicamento o preparación obtenidos a base de hierbas nunca debe administrarse por vía intramuscular, subcutánea o intravenosa. Las preparaciones con base de hierbas se administran por vía oral y algunas de estas, en forma de nebulización.

Otros modos de uso son locales: gargarismos, enjuagues bucales, lavados nasales, aplicación en los oídos, y en la piel, en forma loción, compresas o cataplasmas. También hay preparaciones laxantes para uso en enema anorrectal. No hay que olvidar que las dosis, las modalidades y la vía de administración de los preparados con base de hierbas siempre deben respetarse.