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Excélsior

La selección de futbol de Portugal se levantó del golpe anímico tras la lesión del delantero Cristiano Ronaldo en los primeros minutos de la final y, contra todos los pronósticos, se coronó campeona de la Eurocopa 2016, al vencer 1-0 al anfitrión, Francia, en tiempos extra.

El atacante Éder Macedo, quien ingresó de cambio, se convirtió en la figura de la “Seleção das Quinas”, gracias a un disparo en el minuto 109 que significó el 1-0 definitivo contra un incrédulo cuadro galo.

Con esta histórica victoria, Portugal entró en la lista de selecciones campeonas de la Eurocopa y, de paso, venció por vez primera a Francia en un cotejo oficial.

Los aficionados que esperaban una final emocionante, tanto franceses como portugueses, se quedaron con las ganas, luego que se apreció a dos equipos muy amarrados, preocupados más por no perder que por ganar.

Sin embargo, el guión esperado se escribió en la primera mitad, con el cuadro galo con la posesión del balón y los lusitanos más retrasados, en busca de ese contragolpe que fuera letal.

Antes de los 20 minutos, un pase de Dimitri Payet al área enemiga, rematado por la cabeza de Antoine Griezmann y atajado de gran forma por el arquero portugués Rui Patricio, fue lo más futbolístico del primer lapso.

El resto prácticamente pasó desapercibido. De forma lamentable llamó más la atención la lesión de Cristiano Ronaldo, quien por un golpe de Payet abandonó el campo, al 25, para dejar su lugar a Ricardo Quaresma.

«CR7» quiso probar, fue vendado de la rodilla izquierda, pero nada pudo hacer, un duro golpe para la final y más aún para el cuadro del técnico Fernando Santos.

Sin Ronaldo y con la estrella francesa, Griezmman, eclipsada, el galo Moussa Sissoko quiso tomar las riendas del cotejo, trató de desbordar, abrir el campo, buscó encarar y probó con disparo a la meta de Rui Patricio, quien atajó de buena forma para la conclusión de la primera mitad. Portugal aguantó bien sin su estrella.

En la parte complementaria, el cuadro luso, ya consciente de que no contaba con «CR7», intentó tener el balón y se acercó a la meta de Hugo Lloris, pero sin real peligro de gol, mientras a Francia se le vio mezquino, sin explotar.

Con la ofensiva francesa muy opaca, tuvo que ser otro centro al área, ahora de Kingsley Coman, quien entró por Payet, y también rematado por Griezmann, lo más preocupante en el arco de Patricio, pero el marcador siguió sin moverse.

Conforme transcurrió el duelo, Francia apretó con disparos de Olivier Giroud y Sissoko con la idea de evitar el tiempo extra y, sobre todo, los penales.

Por su lado, Portugal se mostró cómodo y más cuando, con muy poco, ahora sí puso de nervios la meta francesa con tiro centro de Nani y una chilena Quaresma, ambas acciones bien detenidas por Lloris.

El alargue estuvo cerca de evitarse tras una gran jugada individual de André-Pierre Gignac, quien con media vuelta se quitó a Pepe para disparar, pero el poste derecho le negó el gol y obligó a media hora más de juego.

En la primera parte del alargue, el nerviosismo fue notorio en el juego, Francia tuvo más el balón, pero Portugal se encomendó a una jugada a balón parado y así se quedó cerca de mover el marcador con un cabezazo de Éder, que desvió el meta galo.

En la segunda prórroga, el temor se apoderó de los franceses y la confianza se elevó en los lusos, quienes tuvieron las ocasiones más claras de gol y aprovecharon su momento para romper el cero y encaminarse al sorpresivo título.

Portugal avisó primero en tiro libre de Raphael Guerreiro, quien estrelló su remate en el travesaño, en una falta por una mano de su compañero Éder, que el árbitro vio que cometió Laurent Koscielny.

Después, el propio delantero luso se vistió de figura y héroe al recibir balón de espalda, abrirse el espacio, quitarse al mismo Koscielny y sacar disparo raso complicado para Lloris, con el que firmó el 1-0 de campeonato.

Los lusitanos tomaron revancha en luego que en la Eurocopa Portugal 2004, con todo a favor, cayeron ante Grecia y ahora, sin mucho cartel, llegaron a la gran final y se quedaron el premio completo venciendo al anfitrión, para hacer llorar París y obtener su primer título continental.