La economía de México ha crecido aproximadamente solo un 2 por ciento en los últimos años. No es una tragedia, pero no es el ritmo necesario para reducir la pobreza y es menor a la meta de entre 5 y 6 por ciento planteada por el Presidente Enrique Peña Nieto, expuso Quartely Americas. Si la economía mexicana ha sido dirigida por años por un tecnócrata brillante como Agustín Carstens Carstens, el gobernador del Banco de México (Banxico), ¿por qué no crece más rápido?, cuestionó la publicación.
“El problema de guiar un país que está progresando, que puede desarrollarse completamente para toda la sociedad sin dejar a nadie atrás, bueno, es un gran reto”, respondió Carstens, una de las autoridades económicas más respetadas en el mundo financiero. “Es un reto que no hemos resuelto y será difícil. Estamos trabajando en eso”, añadió quien fue uno de los candidatos a dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace un par de años.
Se define a sí mismo como parte de “la generación de los 12.50”, es decir, antes de que en 1976 el ex Presidente Luis Echeverría decidiera liberar la cotización del peso frente al dólar.
Después vino la devaluación de la moneda mexicana que hundió al país en una terrible década donde la deuda se disparó, se nacionalizaron los bancos, la inflación llegó a los tres dígitos y fracasó la creación de suficientes empleos para los jóvenes.
“La necesidad de estabilizar al país era evidente”, dijo en la entrevista con Quartely. “Lo que se hizo bastante evidente fue que había muchas necesidades sociales en México”, recordó. “Tal vez los instintos de algunos políticos que estaban tratando de satisfacer esas necesidades sociales eran válidos. Pero al final del día hay restricciones en el presupuesto. Esas restricciones no pueden ser ignoradas, y, bueno, si son ignoradas puede haber consecuencias muy perjudiciales, ¿verdad?”.
Carstens y sus compañeros de generación egresados del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) han dirigido la economía mexicana desde la década de los 80.
“Incluso en la alternancia de diferentes partidos políticos en el poder, el grupo de tecnócratas en la Secretaría de Hacienda y el banco central se ha mantenido igual en gran medida. Bajo su mirada, México ha logrado una estabilidad que la ‘generación de 12.50’ solo pudo haber soñado. La inflación ha estado en alrededor del 4 por ciento por años. La deuda pública es manejable y las tasas de interés están bajas. México escapó de la gran crisis financiera del 2008-2009 sin quiebra de bancos”, documentó el texto.
La receta es clara: apoyo del Estado, política monetaria cautelosa y una buena integración con la economía mundial.
Sin embargo, ¿México es demasiado tenue para proveer las necesidades básicas?, ¿por qué no hace las grandes inversiones en educación o infraestructura necesarias para reducir la pobreza?
“Un sistema financiero más robusto podría ‘fácilmente’ añadir un punto porcentual por año al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a lo largo del tiempo”, afirmó el gobernador del banco central.
Banxico estima que México crecerá este año en un rango de entre 2 y 3 por ciento.
Por su parte, Fernando Aportela Rodríguez, Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, dijo a la publicación que el camino hacia un ritmo de crecimiento más rápido radica en parte en la implementación de las reformas estructurales como la energética y la de telecomunicaciones. Los cambios fiscales han ayudado a disminuir la dependencia al petróleo, que en 2012 aportó el 39 por ciento de los ingresos y en 2015 solo el 20 por ciento ante los bajos precios del barril, añadió.
Sin embargo, Alejandro Poiré, ex Secretario de Gobernación, aseguró que la corrupción y los monopolios han continuado siendo las barreras del crecimiento.
El economista Luis de la Calle, quien participó en el diseño e implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, estuvo de acuerdo.
Los estados cercanos a la frontera Estados Unidos, con instituciones relativamente sólidas y expuestos a la economía mundial, han estado creciendo más rápido que el 4 por ciento esta década, dijo a Quartely Americas. Otras entidades, menos conectadas con altos niveles de corrupción y víctimas del crimen organizado apenas crecen.
Si los mexicanos tienen que seguir esperando una mayor recompensa –o si pueden optar por un cambio más sustancial con en el siguiente Gobierno federal “es una pregunta abierta, pero Carstens pide paciencia”.