Todo un calvario resulta viajar “a vuelta de rueda” o de plano “varado” durante varios minutos, en la carretera federal libre en proceso de ampliación a cuatro carriles, tramo Acayucan-Jáltipan, donde por causa del colado de algunas alcantarilla gigantes, se bloquea con maquinaria pesada los dos carriles, en lapsos de 15 a 20 minutos.
El problema de la obstaculización se agudiza en horas hábiles, ya que los trabajadores de las empresas contratistas llamados “bandereros”, al no estar dotados todos con un sistema de comunicación moderno a base de radios, evidentemente se comunican a la antigua, a base de señas, o agitando franelas de color rojo, para detener o indicar a los automovilistas que están en las largas filas que se forman, que por fin pueden continuar su marcha.
Dichos trabajos hay que, hay decirlo, forman parte del famoso por multiaplazado y varias veces capitalizado políticamente “corredor transístmico”, ahora llamado por el gobierno federal peñista columna vertebral de las zonas económicas especiales, lento pero está avanzando, toda vez que en plena temporada de lluvias, ya está a escasos dos kilómetros de la zona urbana de Acayucan.