Con gestos conmovedores y en un total silencio, el Papa Francisco visitó hoy los antiguos campos de concentración y exterminio nazis de Auschwitz y Birkenau para rendir homenaje al más de un millón de personas que murieron allí.
El Pontífice entró solo y con la cabeza gacha por el arco sobre el que permanece la cínica inscripción “El trabajo hace libre” (Arbeit Macht Frei). Luego se sentó en un banco entre los barracones y estuvo rezando allí en silencio durante unos 15 minutos, con los ojos cerrados por momentos.
En el libro de visitas, el religioso escribió, en español: “Señor ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad.”
Francisco se reunió asimismo con 11 supervivientes del Holocausto e intercambió unas palabras con ellos. A continuación encendió una lámpara de aceite junto al muro en el que eran ejecutados los prisioneros.
En el sótano del Bloque 11 también rezó en la celda apenas iluminada en la que murió de hambre y sed hace justo hoy 75 años el monje franciscano Maximilian Kolbe y finalmente abandonó otra vez solo y a pie el campo.
Luego, el Papa fue trasladado al cercano campo de Birkenau, donde se reunió con personas que salvaron a judíos de morir bajo el régimen nazi.
En estos campos fueron exterminadas más de 1.1 millones de personas, la mayoría judíos, aunque los nazis enviaban allí a todo aquel que consideraran “inferior”, como los homosexuales, los gitanos o los socialistas.
Francisco es el tercer Papa que visita el lugar en el sur de Polonia y ya había anunciado que, a diferencia de sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, permanecería en silencio. El Portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, habló de un “día de sufrimiento” en el que “el dolor está en el centro de todo”.
El Presidente del Congreso Mundial Judío, Ronald Lauder, consideró adecuada la decisión del Papa. Su visita es “una fuerte señal” contra el odio, afirmó. Francisco es para la comunidad judía uno de los principales aliados contra el antisemitismo y el fanatismo, destacó.
El Papa está en Polonia desde el miércoles, para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, en la que participan medio millón de peregrinos de casi 190 países.