Nada puede estropear más un buen paseo como la sensación progresiva de la “enfermedad por movimiento”, pero tranquilo, este mareo en realidad es una indicación de que tu cerebro está funcionando como debe ser … más o menos.
Investigaciones recientes encontraron que la enfermedad de coche podría ser el resultado de tu cerebro en respuesta a lo que cree que es un ataque repentino de la intoxicación.
Científicos aseguran que cuando estás en un coche o autobús tu cerebro está recibiendo mensajes contradictorios acerca de su entorno inmediato, similar a cuando has sido envenenado. Y todos sabemos que vomitar es la forma más fácil de eliminar cualquier veneno fuera de su sistema.
Entonces, ¿qué está pasando aquí, y por qué nuestro cerebro está tan confundido?
Expertos afirman que la enfermedad de coche (o cualquier tipo de enfermedad de movimiento similar) es provocada porque los seres humanos han comenzado a viajar en cosas como coches, autobuses y barcos, y nuestros cerebros no se han adaptado completamente todavía.
Al mismo tiempo, tu cerebro también sabe que estás avanzando a una velocidad determinada por los sensores del equilibrio, que son pequeños tubos de fluido en tu oído interno. El líquido en estos tubos está dando vueltas, lo que indica que te estás moviendo, pero en realidad estás quieto. Es cuando tu cerebro se confunde.
Entonces es cuando entra el tálamo, que junta esta información y averigua lo que está pasando en realidad, pero a menudo llega a la conclusión de que el veneno es el culpable, que es por eso que a veces tienes que parar en la carretera y vomitar .
Mirar por la ventana te puede ayudar y ser el conductor ayuda, ya que tranquiliza a tu cerebro, observando que estás en movimiento y que todo está bien. Por lo contrario la lectura de un libro, un mapa o hasta Instagram a menudo empeora las cosas, ya que convence al cerebro de que estás parado.
Investigadores aún no están seguros acerca de por qué afecta a algunos de nosotros y no otros, posiblemente, es sólo la suerte del sorteo de la evolución.
