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EFE

Usando ingredientes sobrantes del comedor olímpico, y con la colaboración de algunos proveedores, el renombrado chef italiano Massimo Bottura puso en marcha un comedor comunitario de alto nivel, que desde hace una semana alimenta a indigentes de Río.

Esto es un proyecto cultural, no una obra de caridad», sostuvo Bottura, dueño de la Osteria Francescana de Módena, Italia, que tiene tres estrellas Michelin. «Queremos devolverle la dignidad a la gente».

Bottura dice que se inspiró en la campaña del papa Francisco a favor de los pobres y que está usando el mismo modelo que empleó el año pasado en un teatro abandonado durante la feria mundial de Milán. Su objetivo es educar a la gente acerca del desperdicio de alimentos y buscar formas de alimentar a las 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo.

El mensaje cala hondo en Río, donde se ha multiplicado la población indigente en medio de una profunda crisis económica.

El lugar tiene mesas de diseñador, fotos del renombrado artista JR y un enorme mural de la Ultima Cena recubierta de chocolate de Vik Muniz, una de las artistas que más vende en Brasil. Una vez concluidos los juegos, el comedor pasará a ser un restaurante cuyas ganancias serán destinadas a alimentar a los indigentes.

Tan solo sentarme aquí y ser tratado con respeto me hace sentir que tal vez tenga alguna oportunidad», dijo Valtimir Faria, un hombre educado que terminó en la calle tras el derrumbe de su matrimonio como consecuencia de su alcoholismo.