En la industria alimenticia, el plástico es el protagonista en los procesos de envasado de los productos. Esto implica varios problemas, como la producción desmedida de residuos no biodegradables o el consumo de ciertos compuestos que son potencialmente dañinos para la salud. Como solución, un equipo de científicos ha desarrollado una película comestible para envasar alimentos que está fabricada a partir de proteínas de leche.
“Las películas basadas en proteínas son potentes bloqueadores de oxígeno que ayudan a prevenir el deterioro de la comida. Cuando se utiliza en el envasado, se podría evitar el desperdicio de alimentos durante la distribución a lo largo de la cadena alimentaria” dice la responsable de la investigación, Peggy Tomasula.
El envasado actual se basa principalmente en derivados del petróleo, por lo tanto no es una solución sostenible. Como alternativa, Tomasula y sus colegas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos han investigado las propiedades de la caseína, un tipo de proteína láctea. Estas películas son hasta 500 veces más efectivas que el plástico a la hora de preservar los alimentos del oxígeno y, además, son biodegradables, sostenibles e incluso comestibles.
Las primeras versiones del envase de caseína eran frágiles y se disolvían rápidamente al contacto con agua. Luego se realizaron algunas mejoras y se añadió pectina cítrica en la mezcla para que la película sea más resistente a la humedad y a las altas temperaturas. Después de algunas modificaciones más, el envase a base de caseína resultó ser muy similar al plástico, pero es menos elástico y bloquea mejor el oxígeno.
“Las aplicaciones de este producto son infinitas” apunta Laetitia Bonnaillie, codirectora del estudio. “Actualmente estamos probándolo en raciones individuales. Por ejemplo, en los envoltorios de queso utilizamos una gran cantidad de plástico. Nos gustaría arreglar eso”. El envase de caseína también puede ser rociado sobre los alimentos o utilizado como un recubrimiento para cajas o bolsas de, por ejemplo, pizza.
Por el momento, Bonnaillie y su equipo está desarrollando un prototipo para una pequeña empresa en Texas, pero otras compañías han mostrado su interés en este producto innovador. Sus creadores quieren implementar más mejoras y calculan que el envase de caseína llegará a las tiendas dentro de 3 años.