Un juez federal sentenció a tres cadenas perpetuas al mexicano Noé Aranda Soto, tras declararse culpable de participar en una conspiración de contrabando de inmigrantes indocumentados, que dejó tres muertos.
El juez John D. Rainey, de la Corte Federal para el Distrito Sureste de Texas en la comunidad de Victoria, Texas, ordenó que Aranda Soto pase el resto de su vida en prisión, al establecer que una de las sentencias corra de manera consecutiva con las otras dos cadenas perpetuas impuestas.
Aranda Soto, de 36 años y originario del estado mexicano de Michoacán, se declaró culpable en mayo pasado de secuestro con resultado de muerte, uso de arma de fuego durante y en relación con un delito de violencia con resultado de muerte y conspiración para contrabandear indocumentados por utilidad económica con resultado de muerte.
La Oficina del Procurador Federal para el Sureste de Texas informó que más de 20 víctimas y familiares de las víctimas viajaron desde México y desde otros lugares de Estados Unidos para asistir a la audiencia de sentencia.
En la audiencia, el padre de una mujer que falleció tras haber sido secuestrada se dirigió a Aranda Soto y dijo: “ruego a Dios que te perdone, porque nosotros nunca lo haremos”.
Un total de 14 víctimas testificaron en la corte, la mayoría de los cuales sufrieron algún tipo de lesión permanente como resultado de la conducta criminal del acusado, indicó la Oficina del Procurador Federal.
Además, los familiares de dos de las tres víctimas que murieron como consecuencia de los delitos también dieron testimonio emocional, al describir el impacto de la pérdida de su pariente en su familia.
Después de que todas las víctimas hablaron, el juez Rainey preguntó al acusado si deseaba hacer una declaración. Aranda Soto, conocido también como “El Diablo” no se disculpó ni hizo ningún comentario a la Corte o a las víctimas”.
En su declaración de culpabilidad, Aranda Soto admitió que a partir de 2010 hasta su detención en 2012, dirigió una banda de traficantes de indocumentados, a los que transportaba desde el sur de Texas a través de los puntos de inspección de la Patrulla Fronteriza a casas de seguridad en Houston.
El 1 de agosto de 2010, un hermano de Aranda Soto conducía un vehículo cargado de indocumentados cuando se volcó cerca de Victoria. Una de las víctimas murió como resultado del accidente, mientras que otro que había sido dejado abandonado en el desierto, falleció de frío y deshidratación.
Una tercera víctima permanecido en estado de coma durante casi un año y ahora sufre de lesiones permanentes, de acuerdo con la declaración de culpabilidad.