Un grupo de especialistas en cine digital inició una campaña con la que busca financiar una investigación sobre una isla del delta del río Paraná, en Argentina, con forma de círculo, de unos 120 metros de diámetro y que “se mueve” de forma independiente al resto de terreno que la rodea.
La isla pertenece al municipio de El Escobar, a 70 kilómetros de Buenos Aires y está “en medio de la nada”, afirmó a EFE, Sergio Neuspiller, experto en producción digital cuya productora fue la primera fuera de los Estados Unidos en realizar un film íntegramente en 3D.
“The Eye Project” (“El Proyecto del Ojo”), nombre con el que han titulado la campaña crowdfunding, que solicita en internet la colaboración económica de aquellos interesados en la iniciativa, ha captado la atención de los amantes de lo paranormal, quienes consideran que la isla es más un fenómeno sobrenatural que ambiental.
Avistamientos de supuestos ovnis, gigantescos barcos abandonados en un arroyo sin el perímetro suficiente como para acceder a sus aguas, una aparición de una virgen y hasta los cimientos de un antiguo cementerio indio son historias que giran en torno al Delta y que motivaron a Neuspiller a hacer una película sobre una zona en la que pasaban cosas misteriosas.
“Tratábamos de conectar físicamente (en el delta) las cuatro historias en el mapa mediante la herramienta digital “Google Earth” cuando dimos con una isla muy poco común: era circular y el perímetro que la rodeaba también era un círculo perfectamente formado”, subrayó.
Pronto se aventuraron a comprobar por ellos mismos de qué se trataba aquel islote y sobrevolaron el “ojo”, nombre con el que bautizaron al estancamiento de tierra, con una avioneta para después ir por su propio pie hasta allí.
“Nos encontramos con el círculo perfecto, tal como se ve desde el aire. El agua parecía negra pero en realidad era agua totalmente transparente, algo que es casi imposible de encontrar en el delta, pero que tenía un fondo de tierra negro”, sostiene el director.
No se trataba de una isla de tierra estancada común, ya que, como cuenta Neuspiller, el agua de los arroyos del delta del Paraná es de color marrón debido al fondo arcilloso que enrarece el agua.
Además, la erosión del viento y crecimiento de las plantas se mantiene limitado, lo que hace que el “ojo” mantenga esa particular forma.
“Era una zona totalmente inexplorada y llegamos a ella con mucha dificultad, con una migraña terrible producto de una probable insolación después de caminar cuatro horas con mucho sol”, sostiene Neuspiller sobre la expedición.
A partir de esa visita iniciaron una campaña en una plataforma digital con la que buscan conseguir 50 mil dólares que les permitan investigar en profundidad la isla y plasmarlo en un documental.
Neuspiller distingue para la investigación entre “ciencias duras” y “ciencias alternativas” y son esas “ciencias alternativas” las que han acaparado más la atención en las redes sociales, que tachan a la isla de un fenómeno ovni.
En cuanto a esto, el director reconoce que la superficie del ojo “seguramente no podría soportar el peso de una nave espacial”.
Pero la creencia de que se trate de algo extraterrestre también ha ayudado a la difusión del fenómeno en Internet gracias al video que la productora ha distribuido para encontrar colaboradores que les ayuden a lograr su fin: conseguir 50 mil dólares.
De momento, el proyecto cuenta con algo más de 9 mil dólares, cerca de 130 colaboradores y una cuenta regresiva que terminará en algo más de 20 días.
Si todo va bien, esperan poder arrancar la próxima expedición al “ojo” el próximo noviembre.
“Tenemos en nuestro equipo a un ingeniero hidráulico, a uno agrónomo, un geólogo y un investigador en el campo científico, pero también contamos con especialistas de sucesos paranormales y expertos en ovnis dispuestos a continuar con nosotros la investigación”, dijo el productor.
El ingeniero agrónomo Gustavo Sznaider y el geólogo de la Universidad de Buenos Aires Alfredo Ambrosio, integrantes del proyecto, explican en un video para la web de la investigación que jamás se habían topado con un fenómeno de estas características.
Sznaider, experto en toma de imágenes satelitales, se ocupó de recopilar información digital de la isla, y terminó descubriendo que a lo largo de los últimos 30 años se había movido de forma independiente dentro del espacio circular.
Por su parte, Ambrosio propone medir la frecuencia de movimiento de la isla, así como bucear hasta la base para ver cómo varía su composición de una forma vertical.
“El hecho de que el suelo sea de un material duro podría sugerir la acción del hombre”, testifica Ambrosio.
Fuentes científicas consultadas por Efe afirmaron que es raro que estos islotes se formen, así como que el hecho de que se muevan o incluso giren es algo “anecdótico”, pero que en ocasiones aparecen casos como el del delta argentino.