Desde hace varios años Hillary Clinton depositó su confianza en una mujer, Huma Abedin, quien se ha convertido en su sombra y la más fiel de sus colaboradoras.

No en vano periodistas estadunidenses afirman que la candidata demócrata a la Casa Blanca es incapaz de salir ni a la esquina sin su asesora, vicepresidente de campaña y amiga desde 1996.

Huma Mahmood Abedin nació en Kalamazoo, Míchigan, el 28 de julio de 1976 y deseaba convertirse en una reportera estrella de la cadena CNN, pero en 1996, fue becada en la Casa Blanca, donde acabó trabajando en la oficina de la primera dama. Antes de cumplir los 20 años ya era pasante en el staff de Hillary Clinton.

A partir de ahí, nunca se separaría de Hillary Clinton. Cuando Clinton formó parte del primer gabinete de Barack Obama, como secretaría de Estado, Abedin conoció al excongresista demócrata Anthony Weiner, con quien se casó.

CERCANÍA INDISOLUBLE

“A lo largo de los años, hemos compartido más almuerzos de los que puedo contar, hemos celebrado juntas y nos hemos consolado juntas”, relató Abedin a la revista Vogue.

Cuando Hillary se presentó al Senado, en 2000, Abedin ya era su asistente personal, un papel que mantuvo durante su primer intento de llegar a la Casa Blanca, en 2008, y cuando Clinton se convirtió en secretaria de Estado del primer gabinete de Barack Obama, Huma seguí ahí.

La cercanía es tanta, que su último cumpleaños lo celebró junto a Clinton, en Filadelfia, donde el pasado 28 de julio fue nominada candidata demócrata a la Casa Blanca. Una victoria conjunta con ovaciones solo para la exsecretaria de Estado.

A Huma Abedin el segundo plano no le incomoda. Está acostumbrada a ser la sombra de Clinton, aunque nunca demasiado lejos. Esa ha sido su discreta pero imprescindible posición.

Es hija de un intelectual musulmán indio y una académica pakistaní; se crió desde los dos años en Yeda, Arabia Saudí.

Huma volvió a Estados Unidos natal a los 18 años, para estudiar en la Universidad George Washington. En 1996, entró con una beca en la Casa Blanca. Su objetivo era trabajar para el secretario de prensa del entonces presidente, Bill Clinton, pero acabó en la oficina de la primera dama.

Hillary Clinton la ha definido como «la sabia, infatigable y graciosa mujer joven que trabajaba» junto a ella «desde los tiempos de la Casa Blanca».

Hace poco decidió separarse de de su marido, el excongresista demócrata Anthony Weiner, debido a los escándalos que él ha protagonizado por enviar fotografías y mensajes con contenido sexual a otras mujeres.

¿BOMBA DE TIEMPO?

Abedin conoció a su todavía marido, Weiner, durante un encuentro demócrata en 2001. El expresidente Bill Clinton los casó nueve años más tarde, ella enfundada en un espectacular vestido de Oscar de la Renta.

Desde su actual puesto como vicepresidenta de la campaña de Clinton, Huma Abedin viaja a donde vaya la candidata, decide muchas cosas con ella o hasta por ella y todo el mundo la describe como la persona a contactar si se quiere llegar a Clinton, para quien es como una segunda hija.

Pero el escándalo volvió a su vida. El 28 de agosto, The New York Post publicó la última tanda de fotografías de contenido sexual que Weiner había enviado a otra mujer, reincidiendo en un comportamiento que ya le había costado su prometedora carrera política en Washington, en 2011 y, dos años más tarde, su intento de postularse a la alcaldía de Nueva York. Y Huma Abedin anunció su divorcio.

Durante todos estos escándalos, Abedin permaneció a su lado, algo incomprensible para muchos de los que alaban la inteligencia e instinto político de la mano derecha de Hillary Clinton.

A semanas de las elecciones y en pleno recrudecimiento de los ataques entre Clinton y el candidato republicano, Donald Trump, la campaña demócrata no puede dar más armas al conservador, quien no duda en sacar los trapos más sucios de su rival y su entorno.

Abedin está además tocada por otro escándalo que acecha la campaña, ya que se la ha vinculado a los correos electrónicos que evidencian los lazos entre la Fundación Clinton y el Departamento de Estado.

Además, su religión y sus orígenes familiares son también motivo de controversia. Según Vanity Fair en junio, un consejero de Trump decía que Abedin podría ser «una espía saudí» o una «agente terrorista».

Y aunque Trump nunca ha hablado de ella en público, sí trascendieron los comentarios que realizó en una cena privada de donantes de su campaña en la que la acusó de «revelar secretos oficiales al pervertido de su marido».

Ha sido señalada, por partidarios y adversarios, como una figura clave del llamado Clintonworld. Según el diario español La Vanguardia, hay quien sostiene incluso que Hillary Clinton dificilmente habría llegado a ninguna parte sin el apoyo personal, psicológico, político y estratégico que le ha venido prestando Abedin durante veinte años.

Los estrategas republicanos además de atacar despiadadamente Clinton, también disparan contra Huma, más que contra ningún otro colaborador de la candidata.

Adorada por los Clinton, quienes la consideran un miembro más de la familia, esta figura polifacética se ha convertido en los últimos tiempos en el blanco predilecto de los enemigos de la exprimera dama, y la consideran su flanco débil.

Poco parece importarle el riesgo a Hillary Clinton.

¿Qué pasará con Huma Abedin si llegan a la Casa Blanca?

Según El País, podría convertirse en la jefa de gabinete, e intentar su propia carrera política.

«Huma Abedin tiene la energía de una mujer de 20, la confianza en sí misma de una mujer de 30, la experiencia de una mujer de 40 y la gracia de una mujer de 50. No tiene fin, su combinación de equilibrio, amabilidad e inteligencia es incomparable y tengo suerte de tenerla en mi equipo», la describió Hillary Clinton.

La adora, ¿o no?