El papa Francisco concluyó hoy su visita a Georgia con una nueva petición a los ortodoxos de eliminar los obstáculos para continuar con la unidad de los cristianos, aunque dijo que el camino es arduo, cómo lo demostró la ausencia de la delegación de la Iglesia Ortodoxa en la misa papal de esta mañana.
El pontífice llegó ayer a Georgia con la misión de trazar puentes con los ortodoxos georgianos, una de las Iglesias más rígidas, y en sus dos discursos ante el patriarca, Elias II, exhortó siempre a pensar «que son más cosas las que unen que las que dividen» a los católicos y a los ortodoxos.
En su visita a la catedral ortodoxa de Svetitsjoveli, un imponente edificio del siglo XI, en la localidad de Misjeta, Francisco recordó «el gran dolor por las divisiones de los cristianos habidas a lo largo de la historia, que son desgarros reales infligidos en la carne del Señor».
Y aseguró que es el amor y la comprensión recíproca lo que puede «recomponer las laceraciones, impulsados por un espíritu de límpida hermandad cristiana».
Reconoció que para todo ello se «requiere ciertamente un camino paciente, que hay que cultivar con confianza en los demás y con humildad, sin miedo y sin desalentarse, sino más bien con la alegre certeza de la esperanza cristiana».
Francisco dijo que esta esperanza anima a creer «que pueden remediar las contraposiciones y remover los obstáculos, y nos invita a no renunciar nunca a las oportunidades de encuentro y de diálogo, así como a custodiar y mejorar juntos lo que ya existe».
Y citó, por ejemplo, iniciativas como «el diálogo que se está desarrollando en la Comisión Mixta Internacional y otras fecundas ocasiones de intercambio».
Los encuentros de Francisco con Elias II en estos dos días han sido muy cordiales, el pontífice ha ayudado a caminar sujetándolo del brazo al anciano y enfermo patriarca e incluso hoy entraron de la mano en la catedral.
Elías II ha definido estos encuentros como «históricos» y siempre ha recordado «la gran estima» y «hermandad» que siente por Francisco.
Sin embargo, el ecumenismo tan ansiado por Francisco, el camino hacia la unidad de los cristianos, parece aún largo y sobre todo arduo.
Una de las sorpresas de la jornada y de esta visita fue que la delegación del Patriarcado ortodoxo de Georgia, que estaba previsto participase en la misa que el Papa ofició hoy en un estadio de futbol de Tiflis, finalmente no acudió el evento.
El portavoz vaticano, Greg Burke, explicó «que sus cánones no se lo permiten (participar a la eucaristía)» y agregó que el Vaticano «respeta esta decisión».
Durante este segundo y último día en la transcaucásica Georgia, Francisco también quiso mostrar su cercanía a las comunidades católicas con un encuentro en la iglesia de la Asunción de Tiflis con religiosos y fieles.
Francisco escuchó los testimonios de algunos sacerdotes, seminaristas y fieles y después improvisó un discurso en el que aseguró que existe una «guerra mundial para destruir el matrimonio», y citó entre las amenazas la «ideología de genero».
Existe una guerra mundial para destruir el matrimonio. Pero no con las armas, con la ideas, hay colonizaciones ideológicas que destruyen», dijo.
Un gran enemigo del matrimonio es la ideología de genero», declaró.
Francisco aseguró que «el matrimonio es lo más bello que Dios ha creado» y afirmó que en los divorcios no sólo «pagan» los cónyuges, pues «también paga Dios» y «los niños».
En este mismo acto, Francisco siguió tendiendo la mano a los «hermanos» ortodoxos cuando pidió que «jamás se haga proselitismo con los ortodoxos» y que «nunca se les condene».
El proselitismo es un pecado contra el ecumenismo. Jamás se debe hacer proselitismo contra los ortodoxos», declaró.
Francisco viajará mañana a Azerbaiyán y en las apenas diez horas que pasará en ese país celebrará una misa con los salesianos, que representan la pequeña comunidad católica, y se reunirá con el líder de los musulmanes del Cáucaso, el jeque Hadji Allahchukur Pcahazadeh.