La chismosa o semáforo, así le dicen al aparato que despachadores de algunas gasolineras utilizan para clonar tarjetas de crédito o débito.
¿Cómo funciona?
Tras un simple desliz de la tarjeta después de prender la máquina, el “clonador” apunta los cuatro últimos dígitos de enfrente del plástico y los tres últimos números de seguridad de atrás.
Posteriormente, esta información es transmitida a los encargados que proporcionan las máquinas clonadoras, quienes les piden una cuota de 15 a 10 tarjetas mínimo por persona al día.
“Ellos nos dan una cuota de 100 pesos por tarjeta, ellos ganan 300 pesos por cada tarjeta que clonan“, reveló un despachador en anonimato.
La mayoría de los aparatos se entregan en gasolineras muy grandes.
El cliente es distraído para que no se percate de que su tarjeta fue clonada.
Reclamaciones no proceden
Los clonadores se encuentran coludidos con los gerentes o encargados de piso, por lo que si hay alguna reclamación por el delito, nada se puede hacer y sólo le dan por su lado a los clientes, finalmente el banco les regresa su dinero.