Poblaciones arrasadas, inundaciones, derrumbes y al menos 17 personas muertas ha dejado hasta ahora el embate del huracán Matthew en su paso pór el Caribe.
Haití, Cuba, Jamaica y República Dominicana han sufrido hasta ahora los efectos más devastadores del ciclón, considerado por los expertos como uno de los más violentos que azota la región en casi una década.
El saldo preliminar del paso por Haití del huracán Matthew es de al menos 13 muertos y unos 14 mil desplazados, según medios.
Es la peor tormenta que sufre Haití en décadas, y todos los daños serán, sin duda, significativos», indicó Marc Vincent, representante de Unicef en Haití.
Más de cuatro millones de niños podrían estar expuestos a los estragos del huracán», advirtió la organización en un comunicado.
Actualmente, Matthew se desplaza hacia el noroeste con una velocidad de 19 kilómetros por hora y se encuentra 90 kilómetros al nornoreste de Cabo Lucrecia, Cuba, y a 165 kilómetros al sur de Long Island, en Bahamas.
Se espera que el ciclón mantenga esta trayectoria en las próximas 48 horas, por lo que Matthew atravesará Bahamas el jueves y se situará muy cerca de la costa este de Florida el jueves por la tarde, resaltaron los científicos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami.
En República Dominicana, donde cuatro personas fallecieron a causa del ciclón, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) reportó 8 mil 546 personas evacuadas en Santo Domingo, y en provincias fronterizas con Haití.
En Cuba, cuatro municipios del extremo oriente están aislados por el impacto del huracán, que dejó «bastante destrucción» aunque de momento no se ha informado de víctimas, dijo el miércoles el viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Ramón Espinosa.
Baracoa, Imías, Maisí y San Antonio del Sur, en la provincia de Guantánamo, fueron castigadas por los fuertes vientos y las lluvias, que han provocado la interrupción de comunicaciones y carreteras.
Esto fue como una película de terror, era como un león lo que nos estaba comiendo», contó Mercedes, residente de Baracoa que tuvo que salir de su casa, a pocos metros del mar, en mitad de la madrugada cuando el «agua ya llegaba casi hasta el cuello».
Fue una cosa muy grande, el mar llegó y lo destruyó casi todo. Necesitamos apoyo, mucho apoyo, estamos derrumbados, sin corazón», aseguró entre lágrimas, su hija, también Mercedes.