Un equipo internacional de científicos descubrió en el centro de la Vía Láctea la presencia de estrellas antiguas del tipo conocido como RR Lyrae, lo que apoya la teoría de que el bulbo de la galaxia creció a través de la fusión de cúmulos de estrellas primordiales.
“Esas estrella pueden ser incluso los restos del cúmulo estelar más viejo y masivo de toda la Vía Láctea, un auténtico superviviente”, destaca en un comunicado el Observatorio Europeo Austral (ESO), desde su sede de Garching, en el sur de Alemania.
Las RR Lyrae son estrellas variables con un brillo que fluctúa regularmente y que se encuentran en poblaciones estelares antiguas de más de 10,000 millones de años de edad.
Al estudiar su brillo los astrónomos pueden calcular su distancia, pero muchas veces esas estrellas permanecen ocultas por el polvo o pierden protagonismo porque hay estrellas jóvenes cercanas que brillan mucho más.
El equipo dirigido por Dante Minniti, de la Universidad Andrés Bello de Santiago de Chile, y Rodrigo Contreras, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, encontró las RR Lyrae en el superpoblado corazón de la Vía Láctea gracias al telescopio de rastreo infrarrojo Vista (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy).
Este telescopio funciona como un gigantesco aspirador de polvo y permite a los científicos penetrar en las profundidades del entorno estelar.
Observando la luz infrarroja, el equipo pudo obtener la visión más clara conseguida hasta el momento de esa región y encontraron una docena de viejas estrellas RR Lyrae en el corazón de la Vía Láctea que no se conocían previamente.
“Este descubrimiento de estrellas RR Lyrae en el centro de la Vía Láctea tiene importantes implicaciones en la formación de núcleos galácticos. La evidencia apoya el escenario en el que el bulbo se creó a partir de la fusión de unos pocos cúmulos globulares”, explica Contreras.
Este hallazgo refuta la hipótesis que plantea que los bulbos son el producto de una rápida acumulación de gas y apoya la teoría de que el bulbo de la Vía Láctea se formó a través de la fusión de cúmulos globulares.
Estas estrellas no son solo una prueba para apoyar una importante teoría de la evolución galáctica, explica el ESO, sino que también es probable que tengan más de 10,000 millones de años.
“Pese a ser tenues, son las tenaces supervivientes del que podría ser el cúmulo de estrellas más antiguo y masivo dentro de la Vía Láctea”.