“Karoshi” es una palabra japonesa que significa, literalmente, “muerte por exceso de trabajo”. Surgió en la década de los setentas, tras suscitarse en el país nipón una serie de muertes relacionadas con el agotamiento de los trabajadores por cumplir con jornadas laborales exhaustivas.
Según el Ministerio de Trabajo de Japón, cada año se reportan cientos de casos. Sólo el año pasado se registraron poco más de 2 mil 300 casos. Sin embargo, para el Consejo Nacional en Defensa de las Víctimas de Karoshi, la cifra anual de fallecimientos por este fenómeno social es equiparable al número de muertes por accidentes de tránsito, es decir, alrededor de 10 mil casos por año.
Asimismo y de acuerdo con la BBC, para que la causa de muerte sea reconocida como un caso de Karoshi, es necesario que la víctima haya trabajado más de 100 horas extra en el mes anterior a su muerte u 80 durante dos o más meses consecutivos en los últimos seis meses de su vida.
Desde finales de los sesenta se registró el primer caso de Karoshi, cuando un joven de 29 años de edad fue hallado muerto tras sufrir un paro cardiaco luego de excederse laborando horas extra. En recientes fechas, uno de los casos más conocidos fue el de Kenji Hamada, quien en 2009 pereció en la ciudad de Tokio. Solía trabajar 15 horas diarias, además de cuatro horas que ocupaba al día en transportarse. Es decir, por cada 24 horas únicamente descansaba ¡5 horas! -quien sabe si todas de sueño-. Hada murió de un paro cardiaco fulminante a los 40 años.
KAROSHI: DE JAPÓN PARA EL MUNDO
Este fenómeno se da en Japón como una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, como una respuesta de una nación vaporizada por los embates de dos bombas atómicas y por un imperio tambaleante.
Japón había quedado destrozado y sus habitantes encontraron una motivación para seguir adelante con sus vidas: el trabajo. Y esta situación no sólo cambió el orden social, inclusive sustituyendo paulatinamente las actividades rurales hasta llegar a consolidarse la industria tecnológica de la que hoy en día disfruta aquél país. También impulsó el desarrollo de grupos culturales, sindicatos, reformas laborales, entre otros, haciendo de la vida nipona una esencialmente dedicada a la actividad productiva.
Según la BBC, para la década de los ochentas, en Japón se tomaban tan en serio sus trabajos que cerca de siete millones de personas (el 5 por ciento de su población total) trabajaban 60 horas a la semana, mientras que en países como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra apenas y llegaban a las 40. Ya para la década de los noventas el Karoshi estaba considerada como una epidemia.
¿Pero qué causa la muerte, el estrés o la falta de sueño?
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Oxford citada por la BBC, podría tratarse de una combinación de ambas -considerando a una persona saludable-, aunque definitivamente tiene que ver con el número de horas que una persona pasa en la oficina.
Durante la investigación en la que los académicos analizaron los hábitos y la salud de más de 600 mil personas, los especialistas encontraron que los individuos que trabajaron 55 horas en una semana tenían un tercio más de probabilidad de sufrir un infarto que aquellos que sólo laboraron por 40 horas. Sin embargo, la causa no es del todo clara, por lo que determinaron podría ser por “simplemente estar sentado por largos periodos frente al escritorio”.
El problema se complica, pues la epidemia de las horas extra, no necesariamente de casos de Karoshi, ya no pareciera limitarse al Japón, ya que cada año diferentes naciones registran más horas laborales acumuladas por semana, una lista que México encabeza.
La Organización para el Desarrollo y Cooperación Económico (OCDE) arrojó que para 2015, de 38 países analizados, México y Costa Rica son las dos naciones cuyos trabajadores laboran más horas por año. En el caso de México se registró un promedio de 2 mil 246 horas anuales (casi 47 horas diarias), mientras que para Costa Rica fue de 2 mil 230 (46.5 horas diarias). A ellos le siguen Corea del Sur (2 mil 113); Grecia (2 mil 42); Chile (mil 988); Rusia (mil 978), entre otros. Estados Unidos se ubica en el lugar número 15 con mil 790 horas anuales, mientras que Japón se halla en el 21, con mil 719 horas.
Según la OCDE, el promedio mundial de horas laboradas por año asciende a mil 766, casi 37 horas por jornal. Y curioso, los países que menos horas emplean en el trabajo son dos que se destacan por su capacidad productiva y por sus altos niveles de calidad de vida: Alemania (un promedio de 29 horas semanales de trabajo) y Holanda (30 horas por semana).
Quizá el problema se avistó por primera vez en Japón; quizá es un fenómeno que se ha limitado a aquél país. Lo cierto es que sabemos que el estrés cobra muchas vidas por año, ¿qué va a pasar si aunado a ello, a la violencia, a la falta de oportunidades y demás carencias aumentamos la carga de trabajo? No necesariamente querrá decir que en México empezaremos a sufrir una epidemia de casos de Karoshi, pero sí que minaremos un poco más nuestra calidad de vida -al menos eso sugiere la historia-.