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AP

Dos controversias sobre fauna silvestre chocan en Hawaii al enfrentar en un debate apasionado a dos grupos defensores de los animales ¿El punto en disputa? Los excrementos producidos por cientos de miles de gatos asilvestrados.

Los investigadores federales creen que las heces de los numerosos gatos vagabundos que deambulan en Hawaii propagan una enfermedad que ha causado la muerte de focas monje hawaiianas, que figuran entre los mamíferos marinos en mayor peligro de extinción en el mundo.

Algunos conservacionistas proponen que se sacrifique a los gatos que nadie quiere, lo que causó que los simpatizantes de los felinos pusieran el grito en el cielo.

“Es una cuestión muy difícil que suscita emociones”, dijo el senador estatal Mike Gabbard, presidente de un comité que a principios de año escuchó una propuesta para que se prohíba dar de comer a los gatos asilvestrados en tierras del estado.

El panel abandonó la iniciativa debido a las protestas. “Tocó una fibra sensible en nuestra comunidad”, apuntó el senador.

El problema se debe a un parásito que es común en los gatos y que puede causar toxoplasmosis, una enfermedad que ha causado la muerte de al menos cinco focas monje hembras hawaiianas y tres machos desde 2001, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés).

“Aunque ocho focas no parezcan muchas, la cantidad tiene grandes consecuencias para una población en peligro porque sólo existen mil 300 ejemplares en este momento”, dijo Michelle Barbieri, veterinaria médica oficial en el programa de investigación de la NOAA sobre la foca monje hawaiiana.

Los gatos vagabundos no tienen depredadores en Hawaii y su número se ha incrementado en todo el estado. Unos 300 mil gatos vagabundos deambulan solamente en Oahu, de acuerdo con una investigación encargada en 2015 por la organización Humane Societe de Hawaii.

Los felinos son los únicos animales que pueden propagar los huevecillos u ovoquistes del toxoplasma gondii. Los parásitos ingresan en el tracto digestivo de esos animales mediante una presa infectada, después se multiplican en el intestino delgado y producen los huevos.

Los gatos excretan los huevos del toxoplasma gondii en sus heces que van a dar al océano, donde según los investigadores, se acumulan en los invertebrados del lecho marino.

Los huevecillos pueden sobrevivir en el agua dulce, el agua salada y el suelo durante dos años, y cualquier animal de sangre caliente puede infectarse.