En caso de que el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) se suspenda, “a México le irá menos mal que a Estados Unidos” en cuanto a los aranceles que tendría que pagar por sus exportaciones, aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al hablar sobre las posibles implicaciones que provocará que el presidente electo del vecino país, Donald Trump, lleve a cabo la renegociación de dicho acuerdo así como su salida del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP).
“El TLCAN se basa en una simetría de derechos y obligaciones entre los países participantes. Si Estados Unidos alcanza el consentimiento de Canadá y México para renegociarlo y se suspendiera durante ese proceso, entonces las exportaciones de Estados Unidos hacia México enfrentarían los aranceles promedio de la Organización Mundial de Comercio (OMC), eso significa el 38 por ciento para productos agrícolas y el 8 por ciento para el resto de las exportaciones. En contraste, México enfrentaría aranceles promedio de 6 por ciento para sus exportaciones agrícolas a Estados Unidos y 2 por ciento para las no agrícolas. En cierta medida, a México le va menos mal que a los Estados Unidos si acaso el TLCAN se suspendiera”, indicó Bárcena al presentar el Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Carinbe en una videoconferencia desde la sede de la Cepal en Chile.
Con la volatilidad que han generado las declaraciones de Trump, “el entorno se le vuelve más difícil a México en materia macro” y ya se registra una devaluación muy importante, indicó.
El informe de la Cepal destaca que los países de América Latina y el Caribe cerrarán 2016 con una caída de 5 por ciento en las exportaciones y de 9 por ciento en la importaciones con lo que, remarcó Bárcena, “se completan 5 años de contracción en el comercio regional”. Detalló que hay una fuerte caída en bienes de capital y bienes intermedios utilizadas por la industria manufacturera pero que no pueden ser sustituidos por insumos nacionales porque los países no las producen.
Sin embargo, sostuvo que el comercio que más descenderá es el intrarregional en 10 por ciento, en contraste con la baja de 4 por ciento que tendrá el intercambio de productos y servicios de la región con el resto del mundo.
“No hemos logrado dinamizar el mercado interno”, lamentó la secretaria de la Cepal. Ante la incertidumbre o “el congelador” donde aparentemente quedarán los grandes acuerdos comerciales con Estados Unidos, puntualizó que “a México le sería muy útil mirar hacia América Latina y el Caribe para diversificar esa enorme dependencia que tiene con Estados Unidos donde destina más del 90 por ciento de sus exportaciones y de donde proviene la mayoría de sus inversiones para sectores como el automotriz”.
Incluso consideró que México y Brasil deberían establecer una alianza que siempre ha quedado en el tintero pero que debe ocurrir y que la unión entre la Alianza del Pacífico con el Mercosur es un primer paso.
Tanto Bárcena como Mario Cimoli, oficial de la división de comercio internacional e integración de la Cepal, consideraron inviable que China pueda asumir el liderazco comercial que tiene Estados Unidos en la región. Los países de América del Norte, dijo Cimoli, ya tienen integradas sus cadenas productivas por lo que resultaría inviable que si una potencia se vaya, otra llegue a ocupar su lugar, esa sustitución no es inmediata.
Bárcena recordó que la región latinomericana sólo exporta cinco productos hacia China, por lo que dijo que si bien ésta nación está abierta a fortalecer sus lazos con América Latina en comercio, inversión e incluso en compartir tecnología, la región “tiene que ponerse las pilar” y fortalecerse primero y negociar no de manera individual sino con cadenas productivas y proyectos de infraestructura articulados.