La mayor parte de México no está lista para la liberación del precio de las gasolinas que iniciará en enero próximo. Menos aún lo está para un alza de al menos 9 por ciento que llevaría el costo a 16 pesos por litro, cuando comience el proceso gradual de basar el precio de la Magna, Premium y diésel en la cotización del mercado internacional, han alertado tanto especialistas, instituciones oficiales y la oposición.
Esta subida se trasladará a los precios de bienes y servicios [inflación] hasta alcanzar una tasa del 4 por ciento, expuso Daniel Chiquiar Cikurel, director general de Investigación Económica del Banco de México (Banxico), quien coincidió con la previsión de los analistas consultados por el propio Banco Central en la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado.
En noviembre pasado, la tasa de inflación alcanzó el 3.31 por ciento, ligeramente por arriba del objetivo. En el 2017, prevén los especialistas que cada mes consulta el Banxico, llegará al 4 por ciento.
Una disminución en el poder adquisitivo, afectado por el alza de bienes y servicios, plantearon, afectará el consumo interno, lo que también repercute negativamente en la expansión económica, establecieron en sus perspectivas.
Además, analistas privados de Index y CitiBanamex también proyectan que la inflación podría elevarse a 4.2 y hasta 4.7 por ciento al cierre del año que se avecina, debido a presiones internas, como en este caso los gasolinazos, e incluso decisiones económicas forzadas por el entorno externo.
En diciembre de 2016, los precios máximos del diésel y las gasolinas Magna y Premium se mantuvieron sin modificación con respecto a lo observado en noviembre: 13.98, 14.81 y 14.63 pesos por litro, respectivamente, después de registrar incrementos en agosto, septiembre y octubre.
Pero a partir de la liberación al mercado global, los gasolinazos llevarían a la Magna a un costo de 15.17 pesos por litro, a la Premium a 16.09 pesos y al diésel a 14.73 pesos, calculó la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas).
La presión a la alza vendrá –dado que el 62 por ciento de combustible es importado– por el incremento del dólar registrado desde el año pasado, por la recuperación relativa del precio del petróleo a raíz del acuerdo a nivel mundial para reducir la sobreproducción, la falta de infraestructura en el país para almacenar y transportar el combustible, y por la recaudación de impuestos [IEPS e IVA], expusieron Amegas y la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
Durante décadas, en México prevaleció un modelo monopólico en el que Petróleos Mexicanos (Pemex) centralizaba las decisiones de producción, suministro y logística de las gasolinas y el diésel, incluyendo un sistema de precio único a lo largo y ancho del territorio nacional. Actualmente sus refinerías, construidas desde la década de los 70, están deterioradas.
Por ello, la Reforma Energética establece la apertura al mercado desde el primero de enero del 2017 para atraer nuevas empresas y generar mayor competencia. A mediano plazo, en el 2018, se espera que esto generará precios más bajos de la gasolina.
El precio máximo surge a partir de una fórmula que considera el precio de referencia internacional, el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) y el costo de la cadena productiva en cada una de las regiones: importación, transporte, almacenamiento y distribución, en el cual influye el dólar, así como el precio del petróleo, el principal insumo para producir el combustible, ha explicado la Secretaría de Hacienda (SHCP).
“NO EXISTEN CONDICIONES”
En octubre pasado, el Senado de la República aprobó que la Comisión Reguladora de Energía (CRE), con opinión de la Cofece, dicte el ritmo de la liberación de los precios a partir del primero de enero. En las regiones donde no se libere, la Secretaría de Hacienda determinará los máximos.
Sin embargo, para la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas) “no existen condiciones de competencia efectiva” para generalizar la liberación de los precios en gasolinas y diésel en el 2017, debido a la falta de terminales de almacenamiento y poliductos propiedad de terceros que permitan una real competencia de precios y calidad de las gasolinas.
Otro problema es de logística, añadió, por un rezago de 10 mil pipas que agilicen el mercado interno de las gasolinas en el país, así como la limitada presencia de vías férreas y carro-tanques que abaraten los costos del transporte de petrolíferos.
Por su parte, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) alertó el jueves pasado que con el precio liberalizado es predecible que los precios de las gasolinas sean objeto de “fluctuaciones en tiempo real” –asociadas con el comportamiento oscilante del valor de las gasolinas en el mercado de referencia–, pero no todas las regiones del país están preparadas.
Además, dado que el 35 por ciento de las 11 mil 44 gasolineras del país se concentran en la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Jalisco, Veracruz y Puebla, los precios de la gasolina subirán más en las otras zonas por los costos que implica la logística en el traslado del combustible, dijo.
Ante esta falta de competencia actual, el precio de la Magna tendría una cotización promedio nacional de 15.54 pesos por litro, en comparación con los 13.98 pesos por litro a los que se vende actualmente, calculó la Cofece.
Respecto a la importación, el 62 por ciento de las gasolinas que se ofrecen en México son importadas frente al 49 por ciento en 2013 por el deterioro de las refinerías nacionales. De ese porcentaje, el 90 por ciento viene de Estados Unidos, el principal refinador en el mundo, documentó Juan Pablo González, director de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas).
El empresario lo atribuye a que desde 1975 no se construye una nueva refinería por lo que actualmente no se tiene la capacidad de producir energéticos y se recurre a importarlos. La última, ubicada en Cadereyta, Nuevo León, comenzó sus operaciones en 1979 por lo que son prácticamente “chatarra”.
El Senador Francisco Búrquez Valenzuela comparó que en Estados Unidos la gasolina es 33 por ciento más barata que en nuestro país y el poder adquisitivo de los salarios en ambos países “no es comparable”.
Finalmente, el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a la gasolina también infla el precio.
De acuerdo con el artículo 2 de la Ley de Ingresos de la Federación, la Secretaría de Hacienda pondrá un IEPS a la “gasolina menor a 92 octanos” de 4.16 pesos por litro; a la “gasolina mayor a 92 octanos” de 3.52 pesos por litro; y al diésel uno de 4.58 pesos por litro. A eso se debe sumar el 16 por ciento del IVA.
Ante este panorama, la Cofece urgió a incrementar la capacidad operativa de las refinerías nacionales, garantizar el acceso a fuentes de suministro en el extranjero vía importaciones, permitir a terceros el uso de la infraestructura de ductos y almacenamiento operada actualmente por Pemex, desarrollar nuevas alternativas logísticas y un mercado de mayoreo, así como facilitar el establecimiento de estaciones de servicio.
Ante estas necesidades, “la flexibilización de precios tendría que darse en ciertas zonas que cumplan un conjunto de condiciones mínimas, mientras que las zonas que permanezcan con precios máximos regulados deben, en el tiempo previsto en el cronograma, acelerar la construcción de dichas condiciones”, expuso la Cofece.
Amegas coincidió en solicitar que la liberación del precio de gasolinas solo se realice en las ciudades o regiones que resulten competitivas.
La oposición, luego de la aprobación del Senado, también alertó que tomando en cuenta los costos de importación e impuestos la gasolina podría subir un 24 por ciento.
DE LOS GASOLINAZOS A LA INFLACIÓN
El Banco de México (Banxico), encargado de controlar los precios de bienes y servicios, ha expuesto en sus reportes que desde este año la tasa de inflación ha ido al alza, principalmente por los gasolinazos, y así continuará el próximo año hasta rebasar el 4 por ciento.
“El comportamiento de la inflación general fue un tanto heterogéneo entre las regiones, en particular en la región norte tendió a aumentar más que en el resto de las regiones, como consecuencia de los incrementos en los precios de las gasolinas que se observaron en la zona fronteriza”, documentó en el Reporte sobre las Economías Regionales (julio-septiembre).
Los precios de la gasolina, entre julio y septiembre, en las ciudades no fronterizas aumentaron de acuerdo a la fórmula empleada para la determinación de sus precios máximos por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y, a partir de octubre, ya no tuvieron ningún cambio, debido a que alcanzaron el límite superior de la banda.
En cambio, los precios de la gasolina en las ciudades de la frontera norte, siguieron presentando incrementos en noviembre. La variación anual al alza de la gasolina de bajo octanaje en la región norte fue 8.46 por ciento, mientras que la de la gasolina de alto octanaje fue 8.34 por ciento, destacó Banxico.
Por su parte, en las regiones centro norte y sur, las variaciones anuales de la gasolina de bajo y de alto octanaje fueron 3.02 y 2.99 por ciento, respectivamente, en tanto que en la región centro se ubicaron en 3.02 y 2.92 por ciento.