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Agencias

Varios problemas de aprendizaje en los niños se deben a que no ven bien. La detección temprana de estos signos es clave para que tengan mejor rendimiento en el colegio.

En este regreso a clases es oportuno recordar la importancia de cuidar la salud visual de los niños, pues es un tema que está directamente relacionado con el rendimiento escolar. Así lo asegura la licenciada en pedagogía infantil, Paola Rodríguez Laverde, quien cuenta que cuando los pequeños manifiestan signos de enfermedad visual, “se cansan fácilmente, entonces se distraen, no prestan atención y se pierden en los temas de la clase”. Esta situación que describe la pedagoga está lejos de ser ajena a los salones de clase.

Según datos de la Asociación Americana de Optometría, el 25 por ciento de los niños que presenta algún tipo de alteración visual ve afectado su proceso de aprendizaje y el 44 por ciento de los padres aún no ha identificado algún problema en la visión de sus hijos. Por eso, es importante prestar atención a unas señales que pueden estar alertando que los niños están padeciendo de alguna molestia ocular.

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El director científico del Centro Médico Alta Visión, Francisco Rangel, cuenta que las enfermedades visuales más comunes entre los estudiantes son las ametropías, en las que se incluye el astigmatismo, la miopía y la hipermetropía. También es frecuente la ambliopía, también conocida como el síndrome del ojo perezoso, que es derivada del mal manejo de las ametropías y, finalmente, se presentan varios casos relacionados con problemas de alergias.

Estas enfermedades no suelen manifestarse de otras maneras y está en la atención de familiares y docentes detectar a tiempo que el niño tiene un problema. “El 80% de la información que recibimos es a través de los ojos, por eso en el aprendizaje es fundamental que el niño vea bien ya que esto no solo influye en la parte académica, sino social, motriz y en todos los aspectos del desarrollo del niño”, asegura Rangel.

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Para detectar alguna anomalía es necesario prestar atención a las actitudes de los niños. Que opriman los ojos, arruguen la frente cuando quieren ver; que inclinen la cabeza para algún lado, que cierren un ojo porque ve mejor con el otro, que tengan enrojecidos los ojos o manifiesten alguna molestia como un dolor de cabeza, son suficientes síntomas para detectar que algo que está funcionando bien. En esas situaciones, lo recomendado es asistir de inmediato al oftalmólogo para iniciar tratamiento oportuno para que las posibilidades de corrección sean altas.

“Para una detección oportuna es necesario visitar con frecuencia al oftalmólogo. Un niño debe ser evaluado cuando nace, a los 6 meses, a los 3 años, a los 5 y a los 8 años”, explica Rangel. “En adelante, deben ser vistos cada 4 años si son pacientes sanos”, añade. Otras medidas de prevención que pueden tomarse en cuenta para cuidar de la salud ocular de los menores es usar protección frente a la luz ultravioleta, llevar una alimentación rica en antioxidantes, esto es frutas y verduras, una adecuada hidratación y usar gafas de protección de acuerdo a las actividades que realice al niño, como algún deporte o una actividad al aire libre.

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Por su parte, recomienda Rangel, que los colegios continúen con la solicitud de certificados médicos cada año, porque así se pueden detectar algunas de estas enfermedades, que tienen tanto impacto en el rendimiento escolar. También, recordó la necesidad de visitar con frecuencia al oftalmólogo “porque hay otra serie de enfermedades, más complicadas como las cataratas o el glaucoma, que se pueden descubrir y tratar a tiempo”.