Lugar:
Fuente:
Agencias

Desgraciadamente, esta situación es bastante común. De hecho, incluso nosotros mismos hemos intentado en algún momento esconder la tristeza, el estrés y las preocupaciones detrás de una sonrisa. Sin embargo, cuando nos escondemos detrás de una máscara de tranquilidad y satisfacción, les impedimos a las personas que nos ayuden y es más fácil que nos sumamos en el pozo negro de la depresión.

Cuando la depresión sonríe…

Solemos pensar que la persona deprimida no puede llevar una vida normal sino que se mete en la cama y no puede acudir al trabajo, que tiene el llanto fácil y que arrastra los pies al caminar, asumiendo una postura encorvada que denota su tristeza. Sin embargo, esta imagen es un simple cliché, cada persona es un mundo y lidia con la depresión de manera diferente. De hecho, ¿sabías que aproximadamente un 71% de quienes padecen depresión intenta ocultarlo?

Algunos están deprimidos pero logran ser funcionales y hasta bromistas en su vida cotidiana. Se trata de personas que llevan su dolor por dentro, no lo exteriorizan y se van consumiendo a fuego lento, hasta que llega un momento en el que caen a pedazos porque no pueden soportar más el peso de la máscara que han construido y llevado durante meses o incluso años.

De hecho, en el ámbito de la Psicología existe lo que se conoce como “depresión sonriente”. Esta persona brinda una apariencia de normalidad e incluso de felicidad, porque vive los síntomas de la depresión en su interior, no los exterioriza sino que se esfuerza por ocultarlos. Como resultado, incluso los demás pueden pensar que tiene una vida perfecta.

¿Por qué la persona oculta su depresión?

Las causas son diversas pero, en sentido general, la sonrisa equivale a un mecanismo de defensa, es una máscara que sirve para ocultar un estado.

– Se avergüenza de su problema. No podemos olvidar que la mayoría de los problemas mentales aún están cubiertos por un estigma social por lo que muchas personas no quieren que los demás sepan que están deprimidas. De hecho, la depresión en particular, es considerada por algunos como una falta de fuerza de voluntad y de carácter, por lo que es comprensible que si se tiene este prejuicio, se intente ocultar al considerar que se trata de un “defecto”.

– No quiere reconocer la depresión. En algunos casos, la persona no desea reconocer su estado y se esconde detrás de una apariencia de normalidad, quizás con la esperanza de que la depresión desaparezca por sí sola. En estos casos, se produce una negación y la sonrisa es un mecanismo de autoafirmación a través de la cual se dice a sí mismo que no es para tanto, que en realidad se siente bien.

– No desea preocupar a los demás. Algunas personas tienen la tendencia a guardar los problemas para sí, son introvertidos por naturaleza y no quieren preocupar a sus seres queridos con sus dificultades. En esos casos, fingen estar bien para no convertirse en una carga o una preocupación para los demás.

– Le preocupa mucho su imagen. Hay personas que piensan que los demás les valoran y estiman solo por la imagen que transmiten. Por eso, se esfuerzan por fingir que todo se encuentra bien, por esconder la depresión y su verdadero “yo”, convirtiéndose en personajes que suben cada día a un escenario de teatro.

¿Quiénes son más propensos a sufrir la depresión sonriente?

– Las personas introvertidas, que tienen una tendencia a guardarse los problemas o les cuesta hablar de sus emociones.

– Las personas perfeccionistas, esas que se exigen mucho a sí mismo y creen que no pueden fallar en ningún ámbito de la vida.

– Las personas híper responsables, que creen llevar el mundo sobre sus hombros y piensan que si se derrumban, ocurriría un cataclismo de proporciones épicas.

Los peligros que entraña la depresión sonriente

La persona deprimida que opta por la sonrisa sufre, pero intenta vivir como si no sufriera. Sin embargo, las emociones y los sentimientos nunca se deben obviar u ocultar porque ello no hará que desaparezcan. Como resultado, esa persona que quizás pretende escapar de la depresión, en realidad lo que está haciendo es alimentándola. A la larga, esa actitud le pasará factura. De hecho, no son pocos los casos de intento suicida que toman a los amigos e incluso a los familiares completamente desprevenidos.

Por otra parte, la persona que intenta esconder la depresión generalmente se encarga de llenar su agenda, de manera que termina llevando un ritmo de vida frenético que le produce un gran desgaste. Esa necesidad de sobreactuar cada día, termina haciendo que se desmoronen emocionalmente porque no es posible poner buena cara todos los días ni a todos. Antes o después, la irritabilidad, el cansancio, la tristeza y la tensión encuentran un espacio para salir a la luz.

El problema es que en este punto, la persona se encuentra de repente cara a cara con su realidad y siente que está en un callejón sin salida y sin nadie que le pueda ayudar. Por eso, puede llegar a atentar contra su vida.

Fingir la sonrisa no es la solución

Un estudio particularmente interesante realizado en la Universidad Estatal de Michigan ha analizado el impacto de una sonrisa falsa en nuestro estado de ánimo. Estos psicólogos siguieron a un grupo de conductores durante dos semanas y descubrieron que mientras más sonrisas fingían, peor era su estado de ánimo al regresar a casa, un estado de ánimo marcado por la irritabilidad, la ira y la tristeza.

Por tanto, es importante que seas consciente de que las emociones negativas no desaparecen por sí solas, se deben afrontar. Ocultar o evitar el problema no hará que se solucione. Además, también debes saber que la depresión no solo se resuelve dentro de las paredes de una consulta de Psicología. La familia y los amigos pueden desempeñar un rol importante, siempre que asuman una actitud comprensiva y te apoyen.

Por otra parte, si conoces a alguien que está intentando ocultar la depresión detrás de una sonrisa, habla con esa persona. No le presiones para que te cuente su situación porque de esta forma es probable que se cierre aún más. En lugar de ello, muestra tu vulnerabilidad y cuéntale tus problemas. De esta forma lograrás conectar emocionalmente y será más fácil que, al sentirse identificada con tus dificultades, te cuente a su vez las suyas.